Responsabilidad como medio
Caso Dinero
Colombia vive un momento distinto al de hace unos pocos años y la agenda económica ha tomado un papel cada vez más relevante en el escenario noticioso.
Carlos Rodríguez
4 de octubre de 2012
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El nivel de inversión extranjera ha superado todas las cifras del pasado, las exportaciones muestran ventas récord, nuestra economía está más abierta al mundo gracias a los distintos tratados de libre comercio –vigentes o en negociación– y las perspectivas de crecimiento, por el atractivo que en la actualidad despiertan los mercados emergentes, ponen al país en la mira de inversionistas, empresas y talento internacional, cuyas economías desarrolladas pasan por momentos difíciles.
No obstante, no solo se trata de un escenario favorable. Muchos cambios están pendientes en la bitácora nacional: transformar la prestación de los servicios de salud, avanzar en las reformas pensional y tributaria, darle mayor transparencia al destino de los recursos públicos, concretar una estrategia sostenida de crecimiento, buscar caminos para reducir la pobreza y los altos niveles de desigualdad del país, reducir el desempleo y generar trabajo de mayor valor agregado
y articular el desarrollo económico con el cuidado del entorno y el medio ambiente.
Todo esto, en medio de los planes del gobierno actual que tiene en el petróleo y la minería, la agricultura, la infraestructura, la vivienda y la innovación, las locomotoras del crecimiento de la economía. Tradicionalmente, el periodismo económico ha tenido un enfoque más frío y de registro de los hechos de negocios, financieros y hasta socioeconómicos –como el desempleo o la pobreza–. Sin embargo, ante un
panorama informativo más dinámico y relevante, la forma de abordar la información económica empieza a cambiar.
Por eso, DINERO es hoy un medio más coyuntural y actual que atiende las necesidades de información de un público en el que crece cada vez más la necesidad de satisfacer su ‘apetito’ por datos, análisis y explicaciones de lo que está pasando a grandes velocidades. En medio de este panorama, DINERO ha sido protagonista en varios sentidos. De una parte, en seguir permanentemente la evolución de la crisis internacional y sus impactos en Colombia; en mantener la lupa en los grandes negocios del país y quiénes están detrás de ellos; en estar atento a lo que pase permanentemente en los mercados de capitales y financieros; en seguir –con una visión crítica– las decisiones de política fiscal, de comercio y económicas, y en dejar evidencia sobre las acciones o las omisiones polémicas de funcionarios y empresarios. Pero estos no han sido los únicos ángulos.
De otra parte, y como una estrategia complementaria, DINERO ha sido clave en frentes de investigación y denuncia. Por ejemplo, tuvo un papel protagónico en el denominado ‘carrusel de la contratación’, que registró su primer capítulo en Bogotá, al hacer un permanente seguimiento de los procedimientos y eslabones de estas operaciones. Las denuncias también llevaron a otras ciudades y regiones que fueron los antecedentes de investigaciones por parte de las entidades de vigilancia y control.
Igual ha sucedido con denuncias sobre el despojo de tierras, el destino de las regalías, las malversaciones a los recursos para atender la emergencia invernal o en descifrar cómo operaron las
estrategias en detrimento de los recursos de la salud, entre muchos otros análisis e investigaciones
que ha adelantado la revista.
A pesar del impacto de estos enfoques y de tantos ‘callos que se han pisado’, DINERO los ha abordado desde su visión crítica y analítica sin menoscabar su independencia y manteniendo la distancia con sus fuentes, privadas y públicas. Conserva, además, estrategias y visiones independientes con el área comercial, lo que da mayor transparencia a los contenidos.
Esto le ha permitido, por una parte, garantizar a sus lectores un panorama más amplio en su
información que le brindan al contenido más valor, equilibrio y calidad, y, por otra, darle a la revista
una mayor actualidad y diversidad en temas y análisis que hoy el mercado reconoce.
No obstante, no solo se trata de un escenario favorable. Muchos cambios están pendientes en la bitácora nacional: transformar la prestación de los servicios de salud, avanzar en las reformas pensional y tributaria, darle mayor transparencia al destino de los recursos públicos, concretar una estrategia sostenida de crecimiento, buscar caminos para reducir la pobreza y los altos niveles de desigualdad del país, reducir el desempleo y generar trabajo de mayor valor agregado
y articular el desarrollo económico con el cuidado del entorno y el medio ambiente.
Todo esto, en medio de los planes del gobierno actual que tiene en el petróleo y la minería, la agricultura, la infraestructura, la vivienda y la innovación, las locomotoras del crecimiento de la economía. Tradicionalmente, el periodismo económico ha tenido un enfoque más frío y de registro de los hechos de negocios, financieros y hasta socioeconómicos –como el desempleo o la pobreza–. Sin embargo, ante un
panorama informativo más dinámico y relevante, la forma de abordar la información económica empieza a cambiar.
Por eso, DINERO es hoy un medio más coyuntural y actual que atiende las necesidades de información de un público en el que crece cada vez más la necesidad de satisfacer su ‘apetito’ por datos, análisis y explicaciones de lo que está pasando a grandes velocidades. En medio de este panorama, DINERO ha sido protagonista en varios sentidos. De una parte, en seguir permanentemente la evolución de la crisis internacional y sus impactos en Colombia; en mantener la lupa en los grandes negocios del país y quiénes están detrás de ellos; en estar atento a lo que pase permanentemente en los mercados de capitales y financieros; en seguir –con una visión crítica– las decisiones de política fiscal, de comercio y económicas, y en dejar evidencia sobre las acciones o las omisiones polémicas de funcionarios y empresarios. Pero estos no han sido los únicos ángulos.
De otra parte, y como una estrategia complementaria, DINERO ha sido clave en frentes de investigación y denuncia. Por ejemplo, tuvo un papel protagónico en el denominado ‘carrusel de la contratación’, que registró su primer capítulo en Bogotá, al hacer un permanente seguimiento de los procedimientos y eslabones de estas operaciones. Las denuncias también llevaron a otras ciudades y regiones que fueron los antecedentes de investigaciones por parte de las entidades de vigilancia y control.
Igual ha sucedido con denuncias sobre el despojo de tierras, el destino de las regalías, las malversaciones a los recursos para atender la emergencia invernal o en descifrar cómo operaron las
estrategias en detrimento de los recursos de la salud, entre muchos otros análisis e investigaciones
que ha adelantado la revista.
A pesar del impacto de estos enfoques y de tantos ‘callos que se han pisado’, DINERO los ha abordado desde su visión crítica y analítica sin menoscabar su independencia y manteniendo la distancia con sus fuentes, privadas y públicas. Conserva, además, estrategias y visiones independientes con el área comercial, lo que da mayor transparencia a los contenidos.
Esto le ha permitido, por una parte, garantizar a sus lectores un panorama más amplio en su
información que le brindan al contenido más valor, equilibrio y calidad, y, por otra, darle a la revista
una mayor actualidad y diversidad en temas y análisis que hoy el mercado reconoce.