AMBIENTE

Anulan utilidad pública y ambiental de la Van Der Hammen

La administración de Enrique Peñalosa eliminó el mandato que convertía a los terrenos de la reserva Van Der Hammen en suelos de utilidad pública y conectividad ecológica.

16 de diciembre de 2016

A pesar de que estudios, expertos y datos, respaldan la importancia de la reserva Thomas Van Der Hammen para la sostenibilidad ambiental de Bogotá, este viernes trascendió que la actual administración de Enrique Peñalosa derogó la resolución 00835 de junio del 2014 que declaraba de utilidad pública los terrenos que abarcan, el que pudiera ser, el bosque urbano más grande del mundo.

La nueva resolución 02228, que es avalada por la Secretaría de Ambiente de la actual administración, anula la intención de que estos terrenos sean de utilidad pública y según señalan algunos expertos dan vía libre a la urbanización de una zona que debería ser de conservación ecológica. (Vea: El holandés que le pide al alcalde Peñalosa no urbanizar la reserva Van der Hammen)

El documento señala:

Tras esta decisión, el medioambiente de la zona es el gran perdedor ya que se desconoce a la reserva como punto de conexión entre los ecosistemas de los cerros orientales, el río Bogotá y los ecosistemas de Majuy al lado de Cota. Asimismo, genera gran desconfianza que esta decisión, de este calado y de gran interés para los bogotanos y para el medioambiente, se haya tomado en una época previa a las fiestas decembrinas donde el ojo veedor de la ciudadanía se relaja. (Vea: “Nada remplaza la Reserva Thomas Van der Hammen”)

Ahora el siguiente paso para definir el futuro de la reserva está en manos de la Administración Distrital y de la CAR, entidad que tendrá en sus manos la decisión respecto al cambio del uso de los suelos de un ecosistema que no solo protege y garantiza la conectividad entre ecosistemas, sino que también permite la conservación de especies de flora y fauna endémicas y la protección de suelos de un altísimo valor porque son fundamentales para el mantenimiento de la humedad, el nivel freático y la disponibilidad de agua.  

¿Por qué es importante la reserva?

La Reserva del norte es, en palabras del ex ministro de ambiente Manuel Rodríguez, e el “mejor parque de Latinoamérica”. Es decir, el bosque urbano más grande del mundo. Cuenta con 1.395 hectáreas y entre sus beneficios ambientales están la captura de CO2 y el trabajo de punto de conexión que hace entre los ecosistemas de los cerros orientales, el río Bogotá y los ecosistemas de Majuy al lado de Cota.

En el año 2000 el entonces ministro de Ambiente, Juan Mayr Maldonado, creó la Misión de Estudios para definir la política para el desarrollo de la Sabana de Bogota. En ese entonces se expidió la resolución 0475 de 2000 que prohíbe la urbanización del borde norte de Bogotá. Desde 2011 se han sembrado 9.500 árboles de 25 especies nativas en el proceso de restauración ecológica que necesitará hasta 10 años para devolver la conectividad del Bosque las Mercedes con el humedal La Conejera. (Vea: La reserva Thomas Van der Hammen, un pulmón para Bogotá)

¿Cómo se creó?

En el año 2000, el Ministerio de Ambiente resolvió una disputa entre la CAR y el Distrito sobre el uso que debería tener esta zona. El Ministerio convocó un panel de expertos que conformó la Misión Estudio. Luego de que este panel entregara resultados que concluían que la reserva debía ser protegida el Ministerio ordenó declarar a este lugar como reserva ambiental de uso público.

En 2014 la CAR expide el plan de manejo ambiental que define áreas de conectividad ecológica, define áreas de estricta conservación, centros de investigación, usos múltiples y zonas de restauración

El plan ambiental buscaba que la reserva sirviera como una "barrera verde" contra la conurbación con municipios vecinos. En ese plan La CAR hizo una zonificación de las 1.395 hectáreas de la reserva para que 561,2 hectáreas fueran para restauración, otras 82,3 para preservación y 138,2 paisajísticas. Así mismo, otras 600,9 hectáreas que ya estaban construidas y tenían industrias, comercios o cultivos de flores tendrían un régimen especial y restricciones. Estas restricciones buscaban, según el entonces director de la CAR Cundinamarca, Alfred Ballesteros, que en ningún terreno de la reserva se pudiera hacer vivienda nueva. Ni siquiera en zonas donde ya hubiera edificaciones.