Los primeros grupos humanos usaron de forma selectiva los bosques. Foto: Juan Kosztura | Desde 803 años a.C. el hombre ha intervenido la Amazonía | Noticias Colombia hoy | Foto: La Lindosa - Juan Kosztura - NO USAR MÁS

HALLAZGO

Intervención humana en la Amazonia vendría desde 803 años a.C.

Un resultado hasta el momento inédito, del magíster en Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Miguel Kosztura, permitió conocer que los primeros pobladores de la Amazonia, asociados a suelos negros, realizaban un manejo del bosque selectivo.

21 de septiembre de 2020

Imágenes de sobrevuelos sobre la vasta Amazonia han logrado captar algo de lo que sucede al interior de la manigua, se observan pequeñas malocas rodeadas de plantaciones de palmas o cultivos de yuca.  Hábitos que se creía eran de hace algunos siglos, pero que en realidad vienen de miles de años atrás.

Un resultado hasta el momento inédito, permitió conocer que los primeros pobladores de la Amazonia, desde 803 años a.C., realizaban un manejo del paisaje y utilizaron sus recursos de forma selectiva. Al interior de la selva, generaron pequeños parches o islas para contar con diferentes plantaciones donde predominaron las palmas, pero en las que posiblemente también había otros tipos de cultivos.

Entonces, los relatos relativamente recientes de estos sobrevuelos o las descripciones académicas sobre los asentamientos de los pueblos indígenas aislados actuales y pasados y sus costumbres cobran vigencia, y se renuevan en la mente de los amantes o estudiosos de la relación del hombre con su entorno en este territorio. 

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La evidencia lograda en un trabajo de investigación del Magíster en Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Miguel Kosztura, del Instituto de Estudios Ambientales de la Universidad Nacional, abrió una nueva puerta de investigación ambiental en el territorio. Una que deja como resultado que estos primeros pobladores tenían una predilección por las cimas de colinas con pendientes suaves, las estribaciones de las zonas rocosas y las cercanías de los ríos en zonas no inundables. Allí modificaron los suelos (los asociados a Terras Pretas) en periodos muy cortos de tiempo. Tal vez, especula el investigador, por la movilidad de estos grupos humanos.

“Hay grandes mitos de la riqueza del bioma amazónico. Se piensa que porque hay grandes árboles los suelos son buenos para cuestiones agroproductivas, pero eso es mentira. Los suelos del Amazonas en su mayoría son oxisoles (predominio de óxidos minerales) y ultisoles (carentes de material calcareo). Suelos muy antiguos expuestos a procesos muy intensos de altas temperaturas y precipitaciones”, manifestó Kosztura.

Los grupos humanos asociados a Terras Pretas tenían una predilección por las cimas de colinas con pendientes suaves, las estribaciones de las zonas rocosas y las cercanías de los ríos en zonas no inundables. Foto: Juan Kosztura

De hecho, no son muchos los lugares con esa riqueza de suelos, aunque cada vez se identifican más y están asociados a lo que se denomina Terras Pretas: tierras negras amazónicas y fértiles que son el resultado de la intervención del hombre, más exactamente del asentamiento de diferentes pueblos indígenas. Estos suelos suelen tener un pH menos ácido que los suelos originales del Amazonas, que usualmente son de colores rojizos o amarillentos. Además, son ricos en nitrógeno, calcio, magnesio, fósforo, sodio, aluminio, capacidad de intercambio catiónico  (CICE)  y material orgánico. En estos suelos negros también suelen encontrarse fragmentos cerámicos o líticos (herramientas hechas a partir de piedras).

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La relación de los grupos humanos y las Terras Pretas se han encontrado en varias partes de Brasil y Bolivia y en Colombia se han hallado en el río Caquetá, en las localidades de Aracuara y La Pedrera. Además, en el enclave de los ríos Guaviare – Guayabero en la serranía La Lindosa, en Leticia por las zonas cercanas del caño Takana y en cercanías a Puerto Inírida.

Guaviare, centro de la investigación

Muchas zonas de Terras Pretas están asociadas con diferentes fuentes hídricas en zonas no inundables. Foto: Juan Kosztura.

Para llegar a estos resultados el magíster Juan Miguel Kosztura se cuestionó sobre las relaciones entre las sociedades antiguas y actuales con el manejo de las plantas en las terras pretas en la zona noroccidental de la Amazonia, específicamente en Guaviare.  

Kosztura ahondó en investigaciones previas de este tipo en el mundo y en Colombia, específicamente de algunos hallazgos del investigador Gaspar Morcote-Ríos, quien desde hace años trabaja esta temática en el Amazonas, y especialmente en la serranía La Lindosa, en sus trabajos encontró gran cantidad de vestigios de palmas, por lo cual se sugiere que estos sitios contienen una dominio de este grupo taxonómico.

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“Realicé excavaciones arqueológicas las cuales se basaron en lecturas de perfiles expuestos, que me permitieron ver las composiciones físicas de los suelos. Pozos de sondeo, para determinar el potencial arqueológico del sitio y pruebas de barreno para determinar la extensión y estratigrafía del sitio”, explicó Kosztura

Para ello, eligió como sitio de trabajo las veredas Raudal del Guayabero y las Brisas, en el municipio de San José del Guaviare (Guaviare). Más exactamente en la Finca Limoncillos, en donde realizó dos cortes arqueológicos, y La Finca Buenavista, está última en las Brisas, donde realizó también un corte arqueológico. En ambos lugares excavó donde se encontraban estos cuerpos de suelos para identificar los vestigios de los primeros pobladores.

Las huellas de los primeros pobladores

19.387 fragmentos de semillas fueron encontrados en las excavaciones realizadas en las dos fincas. Foto: Juan Kosztura.

Dentro de los muchos datos recolectados por la investigación arqueológica y luego de un estudio multiproxy (es decir, de fitolitos, semillas arqueológicas, análisis físico químicos de suelos, análisis de la cerámica, análisis líticos y fechaje por radiocarbono realizado en la Universidad de Arizona) destaca el hallazgo de 7.389 fragmentos de semillas y 2.235 fragmentos de carbón en la finca Limoncillos y de 11.998 fragmentos de semillas y 509 de carbón en la finca Buenavista.

Que al ser comparadas con las colecciones de referencia que se tienen en el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, le permitió al investigador identificar las especies de potencial económico, junto con especies indicadoras de espacios intervenidos por los grupos humanos antiguos y además cultivares. Esto le ayudó a conocer qué tipos de plantas se manejaban en ese momento.

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De esta forma se determinó que los primeros pobladores asociados con las terras pretas tenían una predilección por las palmas: Attalea maripa, Attalea racemosa, Astrocaryum sp., Bactris sp., Mauritia flexuosa, Oenocarpus bataua, Oenocarpus minor y Syagrus oriencesis. Aunque también se encontraron rastros de cultivos de Zea mays (maíz), Manihot sp. (yuca) y calabazas. 

Además, se hallaron rastros de vegetación secundaria, producto del trabajo de los grupos humanos en estas áreas destapadas. La alteración del bosque queda en evidencia en taxones como: anonaceas (Annonaceae), aráceas (Araceae), asteráceas (Asteraceae),  Brosimum sp., fabáceas (Fabaceae), menispermáceas (Menispermacaceae), Sapium sp., Euphorbiaceae, Licania sp. y poáceas (Poaceae).

Probablemente, en estos lugares se realizaron actividades de manejo del bosque por medio de la tala y quema dando como resultado la domesticación del bosque, creando islas o parches antrópicos dentro de la selva amazónica en donde hubo una hiperdominancia de especies de potencial económico y con ello el desarrollo de paisajes agrobiodiversos que fueron transformados por las poblaciones humanas antiguas de la selva amazónica.

“Por otra parte, el estudio de fechas radiocarbónicas arrojó que la fecha más temprana que tenemos de esta intervención humana es de 803 a.C., que sin calibrar puede estar asociada a 2.541 años antes del presente. En Buenavista los datos arrojaron 775 a.C. Se puede decir que ambas poblaciones vivieron en el mismo tiempo o eran del mismo grupo social”, aseguró el investigador Kosztura.

Relación de los pobladores actuales con las zonas de Terras Pretas

Excavación en finca Buenavista en la vereda Las Brisas. Foto: Juan Kosztura.

Otro de los componentes de la investigación de Juan Miguel Kosztura fue el de las relaciones de las poblaciones actuales de la zona con las terras pretas. Por medio de entrevistas semiestructuradas a los pobladores intentó determinar las razones del poblamiento en esta parte del país y los conocimientos de los cuerpos de suelos de la zona.

Así registró cómo las migraciones hacia la zona noroccidental de la Amazonia del país comenzaron desde el siglo XIX hasta 1950 por el fenómeno de la cauchería y comercio de pieles, luego por diferentes oleadas migratorias de la década de 1950, pasando desde finales de la década de los 70 y parte de la actualidad por los cultivos de marihuana, coca y la ganadería. Aunque ahora, reconoce el investigador, se ve un fenómeno de apertura al turismo y otras actividades.

En las entrevistas encontró que los pobladores actuales tienen un conocimiento acerca de los diferentes tipos de suelos de la zona, pero desconocen el potencial agrícola de las terras pretas. “Esto puede deberse a que las formas de relacionarse con el medio ambiente son totalmente diferentes puesto que actualmente las terras pretas son difíciles de encontrar y las motivaciones de las poblaciones actuales distan del conocimiento del uso ancestral de estos suelos. Al respecto este mismo desconocimiento sobre los suelos negros en la Amazonia es tal, que en Peña Roja la Terra Preta es utilizada por las propias comunidades indígenas como cancha de futbol”, concluyó el investigador.