Animales invasores en Colombia. Foto: Pixabay y Felipe Villegas.

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¡Peores que el avispón! Top de los animales que ya invadieron a Colombia

Si le preocupa la llegada de estos insectos gigantes debe saber que se sumarían a una lista de cerca de 300 especies exóticas que ya están aquí. Este es el escalafón de los animales introducidos más nocivos para los ecosistemas nacionales.

7 de mayo de 2020

La amenaza que representa para las abejas y los ecosistemas colombianos la posible llegada de los avispones asiáticos encendió las alarmas, esas mismas que se generaron en su momento con el arribo de otras especies invasoras que bien podrían ser consideradas como igual o peor de letales que el vespa mandarinia

En Colombia para el año 2018 habían 229 especies de animales reportados como invasores en el Registro Global de Especies Introducidas e Invasoras (GRIIS) del Grupo de Especialistas en Especies Invasoras de la Comisión de Supervivencia de Especies (CSE) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). 

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De esta lista, cuya curaduría taxonómica fue guiada por el Instituto Humboldt, hacen parte peces, anfibios, mamíferos y aves. 

Algunas de estas especies ya habían sido reconocidas por el Ministerio de Ambiente como especies exóticas invasoras a través de la Resolución 0848 de 2008 y la Resolución 0207 de 2010. 

De este basto grupo hacen parte, entre otros: 

- La rana toro (Lithobates catesbeianus)
- El hipopótamo (Hippopotamus amphibius)
- El pez león (Pterois volitans)
- El caracol gigante africano (Achatina fulica)
- El camarón del Asia o camarón jumbo (Penaeus monodon)
- La tilapia del Nilo (Oreochromis niloticus)
- La hormiga loca (Nylanderia fulva)
- La trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss)
- La carpa común (Cyprinus carpio)
- El gecko (Hemidactylus frenatus)
- El capuchino tricolor (Lonchura malacca)
- La rata común (Rattus norvegicus)
- El pez gato iridiscente  (Pangasius hypophthalmus)

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De acuerdo con el ABC de la Biodiversidad, publicado por la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional y el Jardín Botánico José Celestino Mutis en 2015, las especies invasoras son una amenaza para las especies nativas y, en algunos casos, pueden constituirse en un riesgo para la salud humana.

"Su fácil adaptación a nuevos entornos y su rápida expansión son causa importante de pérdida de la biodiversidad. Los efectos de este fenómeno son severos debido a que las especies nativas carecen de estrategias para protegerse de la depredación", señala el informe.  

Sin embargo, por su agresividad, rápida reproducción e instinto depredador estos son los cuatro más nocivos en Colombia: 

1. El c
aracol gigante africano (Achatina Fúlica) 


Foto: Pixabay.

Es considerado como una amenaza no solo para la biodiversidad sino también para la salud pública. Este caracol, que se encuentra presente en 26 departamentos, fue introducido con el fin de explotarlo para uso estético y alimenticio. Se alimenta de organismos vivos como plantas, líquenes, hongos, materia orgánica en descomposición, derivados de plantas y paredes estucadas. 

Consume 67 especies de plantas, 35 de ellas alimenticias, lo que genera la destrucción de cultivos y huertas, pero además produce hedores que afectan la calidad de los lugares que invaden. Asimismo, puede adquirir parásitos, bacterias y hongos, por lo cual es vector de organismos que ponen en riesgo la salud de los humanos. 

2. El pez león (Pterois volitans)


Foto: archivo/Semana.

Esta especie originaria de Indonesia, proveniente de los océanos Índico y Pacífico occidental está presente en el Atlántico desde mediados de los años 80. Fue introducido como pez de acuario y liberado en el Caribe, en donde se estableció. Es un depredador de peces y crustáceos en arrecifes de coral y tiene una alta tasa de reproducción. Además puede sobrevivir largos períodos con poco alimento. Debido a sus espinas exteriores es muy difícil de controlar. 

3. La rana toro (Lithobates catesbeianus)


Foto: archivo/Semana. 

Este anfibio proveniente de Norte América fue introducido por el Valle del Cauca en 1986 con fines de cría de animales bajo condiciones controladas. Sin embargo, en 1992, escapó y se ubicó en áreas naturales de diferentes departamentos. Su alta fecundidad, la gran tolerancia ecológica y amplia dieta hacen de este animal un fuerte depredador de insectos y vertebrados pequeños, que compite por recursos con otras especies nativas.

Sus las larvas producen secreciones tóxicas, por lo que carecen de depredadores naturales fuera de su área de origen y pueden transmitir patógenos como el Batrachochytrium dendrobatidis, el hongo que ha causado el declive de anfibios a escala global.

4. El hipopótamo (Hippopotamus amphibius)


Foto: Felipe Villegas. 

Estos animales fueron introducidos de África a Colombia en las décadas de los 80 y 90 por parte del extinto narcotraficante Pablo Escobar Gaviria. Hacían parte del zoológico personal de Escobar en el municipio de Puerto Triunfo, a 165 kilómetros de Medellín, en el departamento de Antioquia.  Luego de adelantarse la extinción de dominio de ese inmueble, varios hipoótamos quedaron el libertad y se fueron dispersando por los caños y lagos cercanos al río Magdalena.

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En la actualidad existe una población de entre 50 y 70 hipopótamos en esa región, situación que pone en riesgo los hábitats del manatí, el mamífero de agua dulce más grande de Colombia y que se encuentra en vía de extinción, debido a que se ve obligado a desplazarse. De igual manera, preocupa la contaminación del agua, en especial de los lagos, causada por este mamífero, ya que puede provocar la mortandad de peces ante la falta de oxígeno. También se teme que ataquen a las personas, ya que son animales extremadamente territoriales. 

¡Ojo! No perder de vista al pangasius

Adicional a estos, se ha venido llamando mucho la atención sobre el pangasius hypophthalmus, una especie de pez de agua dulce de origen asíático, que puede medir hasta 1,5 metros y pesar 40 kilos, y se alimenta de crustáceos, de otros peces y de materia vegetal.

Este pez fue introducido por granjas piscícolas ilegales en Colombia y fue hallado por un profesional de la Fundación Humedales en agosto de 2015 en Bocas del Carare, un tributario del Magdalena, en un tramo del río entre Puerto Berrio y Barrancabermeja, lo que ha causado preocupación ya que en el río Magdalena habitan cerca de 200 especies, varias endémicas y de las cuales 35 están en algún grado de peligro de extinción. 

Ahora se habla de que en el departamento del Huila se está experimentando su cultivo para la posterior comercialización de su carne.