El mercado ilegal de colmillos de jaguar empezó a ser perseguido en 2014

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Así es el tráfico de colmillos de jaguar en Bolivia

Entre el 2013 y el 2016 las autoridades bolivianas incautaron 380 colmillos de jaguar, que alimentan un sangriento y lucrativo negocio cuyo principal destino es China, donde pagan hasta diez veces más que en el país de origen por cada pieza.

21 de febrero de 2018

Por: Mongabay Latam

Cada colmillo de jaguar que habita en la selva de Bolivia puede costar entre 150 y 400 dólares, pero en China el precio se puede multiplicar por diez. El tráfico de colmillos de jaguar es un negocio ilegal y lucrativo, que se ha convertido en el nuevo enemigo mortal de este animal, cuyo hábitat son los bosques de la región chaqueña, en las tierras bajas y en la Amazonía del norte de Bolivia, lugares históricos donde los jaguares lucharon por su existencia.  

Hasta el 2014, poco se sabía del tráfico de colmillos de jaguar que habita en la selva de Bolivia. Foto: Clovis de la Jaille.

Hasta el 2014, poco se sabía del tráfico de colmillos de jaguar que habita en la selva de Bolivia. Foto: Clovis de la Jaille vía Mongabay Latam.

La caza ilegal del jaguar (Panthera onca) y de cualquier otro animal silvestre, se sanciona con cárcel de hasta seis años. Aun así, muchos lo hacen. A quienes son tentados a lucrarse de esta forma no les interesan las leyes y tampoco que este animal se encuentre dentro de la categoría de Vulnerable, según El libro rojo de la fauna silvestre de los vertebrados de Bolivia. Aquí 4 claves sobre el tráfico de colmillos de jaguar en Bolivia.

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1. A la caza del jaguar

Los jaguares tuvieron que escapar por décadas de las balas que los mataban para arrancarles la piel, muy cotizada por los mercados de la moda internacional. También han tenido que sobrevivir al incremento de las áreas agrícolas, forestales y ganaderas que los van dejando con menos territorio, y los obliga a salir a las haciendas en busca del ganado para alimentarse.

Hasta el 2014, poco se sabía del tráfico de colmillos de jaguar, mientras una red de traficantes chinos y bolivianos se movía entre poblaciones de Santa Cruz, de Beni, de La Paz y de Pando, cercanas a selvas y parques naturales donde mora, en busca de quienes estaban dispuestos a matar al animal.

No solo sus colmillos son valiosos, también sus 10 garras, su piel y testículos. Por todo esto, un ciudadano chino paga entre 2.000 y 3.000 dólares en Bolivia. Pero su costo en el mercado asiático se dispara a 20.000 dólares, debido a la fama de que estos supuestamente aumentan la potencia sexual de los hombres y cura enfermedades que la medicina científica no puede aliviar. Además, en China y otros países asiáticos hay quienes llevan un colmillo pendiendo del cuello como símbolo de estatus, fuerza y poder.

2. La ruta del mercado ilegal

Uno de los métodos mas usados para enviar los colmillos a China es el servicio de correo. Foto: Ecobol.

Uno de los métodos mas usados para enviar los colmillos a China es el servicio de correo. Foto: Ecobol vía Mongabay Latam.

El tráfico de colmillos de jaguar tiene su epicentro en Trinidad, la capital del departamento del Beni, y se expande al Sena, en el departamento de Pando. Entre el 2013 y el 2016, autoridades bolivianas incautaron un total de 380 colmillos, que significó la muerte de 95 jaguares. Esta operación sirvió para conocer que los traficantes tenían como lugares estratégicos Rurrenabaque, San Borja, Santa Rosa y Reyes en Beni, y los aeropuertos de Santa Cruz y La Paz como puertas de salida hacia China.

El sistema se empezó a conocer a través de avisos pegados en paredes y postes de poblaciones cercanas a reservas naturales de la Amazonía, y anuncios de compra de colmillos de tigre en buenas condiciones y a buen precio. En radios de Rurrenabaque y de San Borja, en Beni, se difundieron anuncios similares que fueron captados por la Dirección de Biodiversidad, institución que inició procesos a los propietarios de radio Eco, en Reyes, y La Voz del Campesino, en San Borja, por apología del delito, es decir, por difundir mensajes que ofrecían dinero por la compra de colmillos de jaguar.

Incentivar la matanza del jaguar a través de emisoras locales es solo una parte de la trama. En esta red de tráfico de colmillos de jaguar existen los compradores pequeños o minoristas que se dedican a recorrer los poblados y comunidades rurales preguntando si "alguien tiene colmillos de tigres”. Testimonios de cazadores y de dirigentes indígenas y campesinos de Santa Cruz, Beni y Pando, coinciden en que la demanda de colmillos apareció con fuerza desde que las compañías chinas empezaron a llegar a la zona. Una de las formas más frecuentes para enviar los colmillos y otras piezas de jaguares fuera de Bolivia es a través de paquetes que se mandan por la Empresa de Correos de Bolivia (Ecobol).

La bióloga Ángela Núñez estima que hasta ahora se han matado 140 jaguares como consecuencia de la demanda del mercado chino y que el problema es más evidente en el Parque Nacional Madidi. Sustenta su afirmación en el hallazgo de 300 piezas, en 16 envíos, decomisadas por el correo boliviano desde 2014. En todos los casos, los paquetes tenían como destino China y 14 fueron enviados por ciudadanos chinos que trabajaban en Bolivia.

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3. Falta de vigilancia

Marcos Uzquiano, director interino del Parque Nacional Madidi, en San Buenaventura, recuerda que una vez hizo seguimiento a una mujer de San Borja que compraba colmillos y mantenía vínculos con ciudadanos chinos. La siguió por varios pueblos y logró su detención en la terminal de Ixiamas, en La Paz. Presentó la acusación formal pero antes de 24 horas la mujer salió en libertad.

El Ministerio de Medio Ambiente y Agua ha iniciado 14 procesos penales en contra de ocho ciudadanos chinos y de dos bolivianos, a quienes se les sorprendió con piezas del felino en su poder o que habían depositado en Correos de Bolivia sobres o encomiendas a través de los cuales intentaban enviar a China los colmillos de jaguar. También se lleva un proceso penal contra una boliviana que a través de una red social incentivaba la caza de jaguares.

Rubén Laime, director de Medioambiente del municipio de Riberalta se siente con las manos atadas porque en ningún pueblo alrededor de la selva existen policías forestales a los que pueda acudir para realizar operativos. Solo en Trinidad, la capital de Beni, están los policías especializados y cada vez son menos. De los cinco que se dedicaban exclusivamente a combatir el tráfico de vida silvestre, solo quedan dos.

En Bolivia solo hay 50 policías encargados de resguardar la vida silvestre, confirmó el director de la Policía Forestal y de Medioambiente de La Paz, Wálter Andrade Sanjinés. Fortunato Pachacopa, responsable de Medioambiente del municipio de Rurrenabaque, intentó alguna vez decomisar varias partes de animales y artículos artesanales que se vendían en una feria y casi lo linchan.

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4. Comercio en las redes sociales

El coronel Wálter Andrade Sanjinés, director departamental de la Policía Forestal y Preservación del Medioambiente en La Paz, tiene bajo custodia 200 colmillos, en su mayoría encontrados en sobres que estaban siendo enviados por correo a China, cuyos remitentes daban direcciones falsas de Cochabamba y de Santa Cruz. Para investigar a los traficantes, Andrade hace un trabajo de inteligencia con informantes. Así ha descubierto que algunas veces reducen al animal con trampas para liquidarlo con armas de fuego y que ahí mismo, en plena selva, les arrancan los colmillos con cuchillos y alicates. Willma Pérez, de la Empresa de Correos de Bolivia, también hace su parte en esta cruzada. Entre el 15 de marzo y el 11 de noviembre del 2016 encontró 181 colmillos que estaban siendo enviados en sobres y encomiendas a China, camuflados en llaveros, collares, argollas y en cajas de chocolate.

Pérez también dice que durante 2017 no hubo ningún decomiso en Correos. Los traficantes ya no envían los colmillos a través de Ecobol, sino que están utilizando otros medios para burlar las fronteras. El 21 de agosto de 2014, el Ministerio de Medio Ambiente y Agua formalizó una denuncia jurídica en contra de una mujer que vive en el municipio de Warnes, de Santa Cruz, y a la que se acusaba de haber publicado en su cuenta de Facebook imágenes de la muerte de un jaguar.

Un oficial de la Policía Forestal de Trinidad cuenta que a través de Facebook dieron con un cazador que quería vender los colmillos de un jaguar que él mismo había matado. Lo citaron en Trinidad y cuando llegó se le incautó todo lo que traía: la cabeza con los dientes completos y también el cuero. Era boliviano. Esto sucedió a comienzos del 2017.

Las noticias que dan cuenta de que las autoridades han identificado que las redes sociales están siendo utilizadas para el tráfico de animales, han puesto en alerta a los involucrados, a tal punto que prefieren crear cuentas privadas de WhatsApp o identidades falsas con el fin de no ser rastreados. Los mensajes que se difunden no solo tienen como objetivo el tráfico de colmillos de jaguar, sino también la oferta de aves exóticas, que son ofrecidas por dinero o incluso para ser intercambiadas por celulares de última generación. Pero también las redes sociales son utilizadas por los defensores de los animales como una herramienta para luchar contra el maltrato y la muerte de las especies en Bolivia y el mundo.