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NACIÓN

Colombia no cumple con la restricción de actividades cerca a los ríos

Los organismos de gestión de riesgo se ocupan de la atención de las emergencias, pero fallan en la prevención que es muy poca.

10 de julio de 2015

Por: Agencia de noticias UN

Las normas ambientales de la ronda hídrica que restringen actividades en los ríos, por distancias de entre 30 o 200 metros de la orilla, resultan inoperantes ante estos procesos naturales. Lo importante es conocer la dinámica del sistema fluvial y no interferir con ella.

Así lo expresa el profesor Germán Vargas Cuervo, del Departamento de Geografía de la Universidad Nacional. Según el experto, los organismos gubernamentales de gestión de riesgo se ocupan principalmente de la atención de las emergencias ante un desastre, pero la parte de prevención es muy poca, debido a dificultades en cuanto a personal capacitado y recursos económicos.

“El país debe tener un mayor foco en la prevención y así reducir los desastres. Inicialmente, debe identificar las poblaciones o actividades inadecuadas que se adelantan en los lechos mayores de los ríos y realizar un ordenamiento territorial que las deje por fuera de estos”, asegura el docente. (Vea: Para qué sirve el río Magdalena)

En su opinión, los ríos no pueden ser vistos como amenazas sobre nuestras poblaciones y actividades, pues proveen recursos vitales como el agua, mientras ocupamos sus lechos inadecuadamente.

Lo ocurrido en la mina de Riosucio, en Caldas, donde realizan una excavación subterránea a escasos 10 metros del cauce activo del río Cauca, es laborar sobre una bomba de tiempo con la mecha encendida. Asimismo, poblaciones como Salgar, en Antioquia, que están asentadas sobre lechos mayores, en cañones de montaña, siempre serán vulnerables a avenidas torrenciales, crecientes y avalanchas.

El profesor Vargas Cuervo explica que los sistemas fluviales naturales presentan elementos o factores geomorfológicos (morfométricos, morfológicos y morfodinámicos), geológicos, hidrológicos e hidráulicos, que interactúan en equilibrio dinámico.

Los ríos naturalmente tienen dos lechos: el cauce activo, que representa el cuerpo de agua, y el lecho o cauce mayor, área que puede ser ocupada naturalmente por el cauce activo en periodos de lluvias extremas.

La extensión del lecho mayor aumenta a medida que desciende desde la cuenca alta, y tiene su mayor expresión en las cuencas bajas y en los deltas. Este puede tener desde unos cientos de metros hasta varios kilómetros. Por ejemplo, el lecho mayor del río Magdalena en su nacimiento es igual al cauce activo y mide no más de dos metros de ancho, pero en su cuenca baja puede alcanzar hasta 6 kilómetros (km). En ese mismo punto, el río Meta alcanza 8 km. ; el río Cauca, 9 km. ; y el Amazonas, 20 km.

La dinámica natural de los ríos, para lograr su equilibrio hidrodinámico, está determinada por la movilidad de su cauce activo sobre el lecho mayor, donde transporta, erosiona y deposita materiales aluviales como arenas y limos.

La movilidad de los ríos no es homogénea en su curso, pues puede ser estable solo en algunos sectores a varios metros o kilómetros por año. Además, es posible que esta dinámica fluvial haga migrar naturalmente el cauce activo de un extremo del lecho mayor al otro. (Vea: Río Bogotá, contaminación sin tregua)

Regulación natural

El profesor de la Universidad Nacional, asegura que los ríos tienen un sistema natural para regular sus aguas. En una primera fase de creciente, el cauce activo tiende a ocupar, en la medida que requiere, su lecho mayor. Después, regula sus aguas altas o extremas sobre las ciénagas o lagunas asociadas al cauce y, posteriormente, cubre sus llanuras de inundación.

“En periodos de variabilidad climática extrema, como el llamado fenómeno de La Niña, esta tendencia se intensifica”, subraya.

Por eso, la invasión de estos espacios (lecho mayor y llanuras de inundación) por actividades humanas como urbanismo, infraestructura, minería y agricultura, entre otras, propicia la ocurrencia de desastres naturales, aunque generalmente se culpa a la naturaleza feroz.

Desde las épocas de la navegación fluvial como principal medio de transporte, varias poblaciones fueron ubicadas en las riberas de los cauces activos y en los lechos mayores, por lo cual, cada periodo invernal dichas comunidades se ven afectadas por inundaciones que son contrarrestadas con obras civiles como muros y gaviones, que no ejercen mayor resistencia a la dinámica y fuerza de las aguas fluviales. Ello se evidencia por la gran cantidad de obras que se visualizan en medio de los cauces activos.

Igualmente, en áreas de montaña, las zonas urbanas localizadas sobre los lechos mayores son altamente vulnerables a avenidas torrenciales, comúnmente llamadas avalanchas, producto de crecientes súbitas asociadas a represamientos de cauces en cuencas altas.

Los ríos, al servir de fuente de materiales para construcción, planicies para cultivos y recursos en minerales preciosos como oro, plata y coltán, representan las áreas de interés de la minería, principalmente, por su fácil extracción sobre sedimentos inconsolidados.

Estas actividades generalmente se desarrollan en los lechos activos y mayores, por medio de excavaciones o galerías inadecuadas, que son frecuentemente inundadas cuando el río recupera su cauce.