Jorge Bazante, desde hace 10 años decidió cambiar la ganderia extensiva por la conservación del medio ambiente y convirtió su hacienda en el Parque Natural Verde y Agua, en Fusagasugá, Cundinamarca. Foto: Mauricio Calderón. | Foto: Mauricio Calderón

MEDIO AMBIENTE

El ganadero que le apostó a los árboles

El caldense Jorge Bazante es el protagonista de una nueva entrega de Héroes del bosque. Es el creador del Parque Verde y Agua, en el municipio de Fusagasugá. Un empresario que originalmente dedicó su hacienda a la ganadería extensiva pero que, tras ver el daño causado, decidió compensar con verde.

Leonardo Numpaque
1 de febrero de 2019

Hace un poco más de 20 años, Jorge Bazante llegó a Bogotá, proveniente de Salamina, Caldas, con la idea de convertirse en abogado. Como tiene herencia de familia ganadera, inició la búsqueda de un predio cercano a la capital para iniciar su hato y así compró 130 hectárea en la vereda Palma Alta de Fusagasugá hace 17 años.

A este terreno se puede llegar en carro o caminando desde Fusagasugá por una vía que se va empinando al acercarse y va dejando poco a poco el cemento y el ruido típico de un municipio con más de 400.000 personas. Entonces, el verde, los cultivos y las vacas dominan el paisaje.

Nombró a su hacienda Cimitarra e inició el trabajo para adecuarla de tal manera que pudiera sacar el mayor provecho de los animales. Tumbó bosque que, pensaba él, le invadía tierra apta para las vacas; sembró pastos; construyó un establo con capacidad para alimentar y ordeñar sus reses.


En un comienzo el predio tenía 20% bosque, 80% ganadería. Hoy el parque tiene un 70% bosque y un 30% de ganadería.

“Originalmente era una tierra para 140 animales. Entonces, se tumbaron más de 20 fanegadas de bosque, se utilizaron químicos para abonar, se aró, se sembraron pastos y la tierra subió a una capacidad de 200 reses”.

Las jornadas en la hacienda estaban dedicadas a la cría de ganado y a la lechería. Las reses se manejaban en potreros grandes y cada año se necesitaba más terreno y se tumbaba más bosque para poder tener más animales.

“Yo era un destructor de árboles y con esa fama era conocido por acá”, recuerda Jorge mientras camina por uno de los senderos donde están creciendo árboles a lado y lado del camino.

“De los árboles no se puede vivir”  

Bazante cuenta que hace 10 años empezó a enamorarse de las aves y entendió que los árboles son vitales para ellas. “Son su casa”,  dice. Así resolvió que su huella en el planeta fuera una completamente diferente a la que estaba dejando.

“Me dije: aquí no podemos seguir dañando. Pero el cambio no fue fácil. Cuando decidí vivir de la naturaleza, de los árboles, me tildaron de loco en mi casa”. Igual, Banzante asegura que el costo de la tierra en esa región hace muy difícil que la gente conserve y por eso la mayoría se dedica a la ganadería y a la agricultura.


El parque en 2018 tuvo más de 4.000 visitantes entre nacionales y extranjeros. 

Sembró especies nativas como punta lanzas, sangregaos, cauchos, mano de osos, mortiños entre otros, a la vez que inició estudios en guianza turística y de observación de aves.

Señal de la transformación del predio es un establo que ya no se utiliza, donde cabían 70 reses. Se ven las zonas de ordeño y alimentación de los animales. “Aquí era donde se manejaba toda la ganadería de la hacienda pero se fue ampliando la reforestación y en la medida en la que teníamos más bosques, reducíamos la producción. Los establos quedaron desocupados”, cuenta Jorge.

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Actualmente tiene 70 reses. El objetivo a 5 años es no tener más de 30 animales. “La ganadería se trabaja sin concentrado ni químicos”.

Conectarse con la naturaleza

Jorge encontró en su hacienda un árbol de más de 20 metros de altura. Lo bautizó como el árbol de las ventanas: su interior es hueco y las personas pueden estar literalmente dentro del árbol, generando una conexión con la naturaleza.

“Cuando encontré el árbol de ventanas, lo entendí como una maravilla de la naturaleza que valía la pena direccionarlo de otra manera. Entonces vi en el ecoturismo una oportunidad”.

“Organicé senderos ecológicos con algunos puntos representativos como un mirador en el que se puede divisar toda Fusagasugá, sus veredas y el contraste entre la ciudad de un lado y el poco bosque que queda del otro”, cuenta.


Avistadores han registrado en este territorio más de 150 especies diferentes de aves. Foto: Parque Natural Verde y Agua.

Recorrer todo el parque toma cuatro horas. Avistadores de aves han registrado al menos 150 especies. Jorge cuenta que vienen de varias regiones de Colombia y de países como Japón, Estados Unidos y Holanda, entre otros.

En uno de los senderos del parque se encuentran dos avistadores de aves, con los infaltables binoculares. Cuentan con una aplicación que permite que una vez ingrese el nombre o alguna característica del ave se tenga información completa de la especie, como su nombre científico.

Otra de las estaciones del parque se llama La Perseverancia porque tiene un árbol que creció sobre una roca.

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Muchos árboles hay que plantarlos en tierra, abonarlos, cuidarlos y aún así no sobreviven. Este nació en una roca y sobrevivió. Es una muestra de que todos los sueños se cumplen. Solo se trata de insistir y se logra. Este árbol, además, tiene bromelias, orquídeas y microorganismos”.


El árbol de los milagros tiene la particular característica de haber crecido sobre una roca y es uno de los sitios más visitados del parque. Foto: Mauricio Calderón.

La caminata continúa por una montaña y a Jorge lo acompaña Rocky un pastor alemán de 12 años. Luego de un ascenso de más o menos 45 minutos, se lleg a una caída del agua.

“Cuando compré el terreno había solo cuatro nacimientos. Hoy tenemos 18 que surten varias veredas del norte de Fusagasugá”.

Tras la transformación del territorio los animales también han empezado a regresar. Jorge cuenta que en la parte alta del predio se han visto venados, tigrillos, osos perezoso, ardillas y ñeques.


El agua de este predio surte a varias veredas del norte de Fusagasugá. Foto: Mauricio Calderón.

Esta apuesta por el ecoturismo le han permitido a Jorge generar ingresos para su familia “El parque se creó con recursos propios. Las ganancias de la ganadería las invertí aquí”, cuenta y no duda en invitar a ganaderos y agricultores a que no usen químicos y a que siembren, porque la vida siempre da segundas oportunidades.

Este es un producto periodístico de la Gran Alianza contra la Deforestación. Una iniciativa de Semana, el MADS y el Gobierno de Noruega que promueve el interés y seguimiento de la opinión pública nacional y local sobre la problemática de la deforestación y las acciones para controlarla y disminuirla.