Medio Ambiente

El pez león: ¿qué falta para ganar la batalla?

La invasión del pez león en el océano Atlántico ha sido la más rápida y agresiva documentada en ecosistemas marinos. Solo en la isla de San Andrés se ha calculado que hay más de un millón individuos y nadie tiene claro cómo frenar su expansión. El grupo de Economía Ambiental de la Universidad de los Andes propone nuevas estrategias para abordar la problemática.

Carolina García*
5 de octubre de 2018, 4:30 p. m.
El pez león es una especie considerada como altamente invasora. Foto archivo: Alexander Vasenin/C.C. 3.0

El pez león consume el triple de alimento que un mero, inclusive presas que superan 40% su tamaño. Las toxinas en sus aletas dorsales lo protegen de los predadores.

Cada 4 días desova hasta 30.000 huevos. Es capaz de vivir en 300 metros de profundidad o en aguas someras. Es el invasor perfecto.

En tan solo cinco semanas acabó con 80% de los peces nativos de un coral en Bahamas. Así lo comprobaron Albins y Hixon, dos investigadores de la Universidad de Oregon en 2008.

En Colombia, el primer avistamiento lo registró el buzo Deibis Seguro en la isla de Providencia en diciembre de 2008. A partir de ese momento los avistamientos se multiplicaron.

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Según la tesis de la Universidad Nacional realizada por Juan David González de Invemar, se calcula que solo para San Andrés, hay entre uno y seis millones de individuos.

Una población de ese tamaño es una amenaza para la biodiversidad del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina en donde se encuentra uno de los arrecifes coralinos más grandes del Atlántico, declarado por la UNESCO como Reserva de Biósfera.

“Si no se controla con rapidez la invasión, el pez león podría reducir o hasta extinguir varias de las especies locales”, afirma Arturo Acero, ictiólogo e investigador de la Universidad Nacional de Colombia.

 A pesar de ello, aún se desconoce la gravedad de esa amenaza y la extensión de sus impactos. El grupo de Economía Ambiental de la Universidad de los Andes (REES-EfD Colombia) trabaja en varios proyectos de investigación sobre pez león, liderados por Diego Valderrama, biólogo, economista y actualmente profesor de la Universidad de George Mason,  para entender mejor en qué estado está la invasión y cuáles son los métodos más efectivos para enfrentarla.

¿Cómo enfrentar la peor invasión a la que se ha enfrentado el Caribe?

Se calcula que solo en San Andrés existen entre uno y seis millones de peces león. Foto: Pixabay. 

En Colombia se han dado avances significativos a la hora de combatir a este depredador. “Se incluyó al pez león en la lista de especies invasoras del país, se formuló y adoptó el Plan para Manejo y Control del Pez León en el Caribe colombiano y el protocolo de captura manejo”, afirmó Nacor Bolaños, coordinador de Áreas Protegidas de Coralina.

“Además, en San Andrés, Providencia y Cayo Bolívar se instalaron 25 estaciones de monitoreo permanente, que llevan 3 años registrando las tendencias poblacionales, el primer paso para entender sus impactos en el tiempo”, dijo. 

A pesar de los esfuerzos, aún hay muchos vacíos en la información. Entre ellos, la respuesta a una de las dudas más difíciles de resolver: ¿cuántos peces león puede soportar el ecosistema?. Eso es lo que pretende resolver Valderrama , con una propuesta de investigación que presentó ante la iniciativa de ambiente para el desarrollo (EFD) de la Universidad de Gotemburgo en Suecia.

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Según Valderrama, el primer paso para resolver la problemática es entender cuál es la población que puede tolerar el ecosistema, es decir, cuál es la densidad crítica de esta especie.

“Para hacerlo, tenemos que calcular la biomasa de los peces presa y compararlas con la tasa de consumo del pez león” explicó.

“Si la producción de peces presa es de 50 libras de biomasa por hectárea y los peces león comen 70, ese ecosistema tiene un problema muy grave. ¡En ese escenario, los peces león tendrían que recurrir al canibalismo!

Esta medición es clave para entender el impacto que puede sufrir el ecosistema y la urgencia que hay para abordarlo. Como el pez león está a lo largo del Atlántico hay estudios que demuestran daños casi irreversibles, como el caso de Bahamas, mientras que hay otros casos como el de Belice donde el impacto ha sido mucho más moderado.

¿Alguna salida a la vista?

El pez león capaz de vivir a 300 metros de profundidad o en aguas someras. Foto: Pixabay. 

Desde hace varios años se llevan a cabo diversas actividades para mitigar el crecimiento poblacional de pez león. De hecho, hace un par de días la Fundación Sea Flower anunció que estaba buscando buzos voluntarios para las jornadas masivas de caza de pez león en San Andrés.  

“Las jornadas se realizaban cada uno o dos meses y la población de pez león tenía el tiempo suficiente para seguir reproduciéndose”, afirma Alexandra Pineda-Muñoz, Directora Científica de la Fundación.

“Ahora buscamos constituir un equipo grande para tener estas jornadas semanalmente, y así atacar a esta especie invasora con una mayor frecuencia”.

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Coralina, la autoridad ambiental de la zona, también ha estado al frente de múltiples torneos de caza, de la entrega a los buzos de artes de pesca amigables con el medio ambiente y de múltiples campañas para promover su consumo.

A partir de éstas, chefs reconocidos como los Rausch empezaron a ofrecerlo en sus restaurantes. “El pez león tiene muchas fortalezas nutricionales.” asegura Bolaños.

“Los niveles de ácidos grasos omega 3 y 6 son comparables a los de un salmón, y doblan los de los peces que normalmente nos comemos como pargos, meros o sierras”.

Innovación para el éxito

Con torneos de caza se han intentado controlar la población de peces león en San Andrés. Foto: Pixabay. 

Para Valderrama estos esfuerzos son valiosos, pero insuficientes.  “Sirven para disminuir la población en aguas superficiales pero el pez león ha aprendido a esconderse. Bajan más de 50 metros de profundidad y solo suben a aguas someras para alimentarse”, afirmó.  

Por eso, además de medir la densidad crítica de la especie para San Andrés y Providencia el profesor quiere evaluar la efectividad de métodos alternativos de pesca y su potencial para reducir la población invasora a niveles por debajo de la densidad crítica.

“Varios centros de investigación en Colombia están diseñando trampas para capturar el pez león en profundidades más bajas de lo que permite el buceo recreativo” afirma. “En Estados Unidos se está experimentando inclusive con tecnologías prometedoras como los drones sumergibles”.

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Estos esfuerzos podrán complementar los planes que está adelantando Coralina para implementar las trampas de captura de pez león en zonas profundas con apoyo de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica del gobierno de los Estados Unidos –NOAA.

Una vez implementadas las nuevas técnicas de captura quieren incentivar un mercado de pez león que se pueda escalar.

“La mejor forma de ayudar es consumiendo pez león, necesitamos promover la demanda a través de restaurantes y supermercados para poder controlarlo”, explicó Valderrama.

Para hacerlo es importante concientizar a la demanda, pues aunque su precio suele ser menor, igual tiene que ser competitivo.

“Hay pescadores artesanales que no consiguen que los restaurantes compren el pez león”, concluyó Bolaños. “Por ser una especie invasora muchos lo quieren regalado y eso desmotiva su captura”, apuntó. 

*Periodista. Colaboradora de la U. de los Andes.