| Foto: Karen Salamanca

MEDIO AMBIENTE

Los escuderos de los bosques colombianos

Cada día Colombia pierde 611 hectáreas de bosque y la fauna y flora que albergan. ¿Cómo parar la deforestación? Nueve de los más reconocidos expertos defensores del medioambiente dan sus aportes para tratar de descifrar una fórmula que hasta hoy es un misterio.

28 de enero de 2019

“Se requiere voluntad política”: Manuel Rodríguez

Manuel Rodríguez Becerra, primer ministro de Medio Ambiente que tuvo el país, nunca ha parado de denunciar los crímenes contra la naturaleza. Hoy es un referente nacional e internacional y un detonante en las redes sociales. Este experto cataloga a la deforestación como una complejidad global y dice que el único tratado internacional que no ha podido hacerse es el de los bosques, dada esa complejidad.

“Frenarla no es imposible. Brasil lo hizo entre 2003 y 2008, con una clara coordinación y voluntad del gobierno. Solo era prender un fósforo para que inmediatamente llegara toda la institucionalidad, y así lograron bajar las tasas a niveles sorprendentes”.

En el caso de Colombia, un tema delicado para este columnista y profesor emérito de la Universidad de los Andes es lo que denomina como el empresariado criminal: grandes financiaciones para deforestar grandes áreas y crear grandes predios, todo acompañado por la pobreza. “Es una mezcla compleja que hay que desglosar”.

“El país debe movilizarse por sus bosques”: Elsa Matilde Escobar

Elsa Matilde Escobar, directora de la Fundación Natura, recuerda que la última movilización efectiva en beneficio de la naturaleza colombiana fue en 1995, cuando la ciudadanía salió a las calles a protestar para impedir que la isla Gorgona fuera convertida en una prisión. Y se logró.

Según ella, la ciudadanía es el único mecanismo que causa una reacción certera en las instancias que toman las decisiones: “Cuando la gente se moviliza, el país se sacude”.

Propone crear una estrategia creativa para que la gente reaccione y le exija al Estado tomar medidas urgentes. “Muchos aún no comprenden las consecuencias de la pérdida del bosque y su complejidad, no saben cómo los puede afectar ni dimensionan los impactos para la economía del país”.

Recalca que en Colombia no hay un respeto hacia la gente que vive en los bosques, “una conciencia que aún no hemos creado. Al Estado le falta generar más diálogo entre las instituciones y la comunidad”.

“Debemos pasar de la cifra y la alerta”: Eugenia Ponce de León

Eugenia Ponce de León, abogada asesora para temas de política y legislación ambiental dice que ya es tradicional ver en los medios de comunicación e informes técnicos la simple cifra de pérdida de bosque.

Para la experta, la deforestación no debe seguir comunicándose solo con la cantidad de hectáreas arrasadas: “No solo es perder unos palos, es acabar con un ecosistema forestal: fauna, suelo, relaciones ecosistémicas que quedan destruidas al igual que formas de vida de las comunidades”.

¿Dónde está la información de los medios de vida que perdemos al impactar una hectárea de bosque?, se pregunta Ponce de León. Para ella, los institutos científicos deben encargarse de eso, para así poder comunicar con contenido.

Las alertas tempranas de deforestación merecen otro comentario de Ponce: “Solo informan los puntos críticos para inundar la prensa, pero no hay reacción, respuesta, ni ruta de acción por parte del Estado.  ¿qué sigue después de la alerta?”.

Enfatizó sobre la necesidad de difundir las historias de la gente que hace algo por los bosques y darle prioridad y hacerle un seguimiento a la sentencia que declaró a la Amazonia como un sujeto de derecho. “El Estado y las entidades territoriales están en la obligación de garantizar la protección, conservación, restauración y mantenimiento de la región. Los municipios amazónicos deben ajustar sus POT a cero deforestación, gústele a quien le guste. La mitad de la naturaleza del país ya está declarada como sujeto de derecho”.

“Mayor inyección económica”: Julio Carrizosa

A sus 81 años, Julio Carrizosa no flaquea en su lucha directa contra los verdugos del verde colombiano. La deforestación hace parte de sus análisis y escritos, palabras que causan eco en todos los niveles del gobierno.

Para el ambientalista, el fracaso para controlar este macabro flagelo tiene su raíz en la falta de recursos económicos. Una inyección económica permitiría darle un vuelco al panorama. “Aceptamos la retórica, pero cuando llega el momento de pasar a la acción, nada pasa. La plata es escasa, y la que hay es utilizada en cosas diferentes. Debemos trabajar para que detener la deforestación tenga dinero suficiente, un brazo financiero fuerte”.

Hizo un llamado a los aliados de los bosques para crear una estrategia que permita hacerle ver al gobierno la tragedia que está pasando, y la que podría desencadenarse en los próximos años si no hay más recursos.

También propuso hacer énfasis en la frontera de la selva, que no ha sido establecida aún. Y dijo que la lucha contra la deforestación debe “contar con mayores equipos para monitorear, como drones y pequeños helicópteros, y apoyar a las comunidades indígenas y afrodescendientes para su desarrollo”.

“Nueva visión de la Amazonia”: Ernesto Guhl

“La Amazonia no está incorporada al resto del país”, dijo Ernesto Guhl, miembro de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Para el experto, muchos la ven lejana, remota, salvaje o como un tapete de selva hostil, y desconocen su importancia. ”Es un caso fuera de la gestión del Estado, y por ende fuera del alcance de la ley. La aplicación de normas penales y los nuevos instrumentos legales son poco efectivas”.

Guhl considera que el Estado debe entender las causas de fondo de los problemas de la Amazonia, darles un nuevo trato, diseñar una nueva política disruptiva basada en el conocimiento socio natural de la región y el diálogo, y ejercer una presencia inteligente, firme y respetuosa con su realidad cultural y natural.

“Las instituciones del Estado tienen distintas visiones de la Amazonia. Unos quieren hacer vías, otros minería y explotación petrolera, y algunos meter ganado y palma. El tema debe ser abordado por el presidente de la república, para que coordine y unifique los planes, propuestas y acciones de las diferentes entidades. El propósito común debe ser salvar la Amazonia como tierra de futuro sostenible”.

Propone que la deforestación en la Amazonia sea un tema primordial en la agenda presidencial, o que por lo menos lo maneje un alto mando como la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez. “Es una responsabilidad del alto gobierno, no del Ministerio de Ambiente”.

“Apoyo al pequeño productor”: Camilo Prieto

Para Camilo Prieto, director del Movimiento Ambientalista Colombiano, ser ambientalista no es solo estar contra el fracking y amarrarse a un árbol. También es combatir el principal problema ambiental del país y el mayor generador de Gases Efecto Invernadero: la deforestación.

Por eso, a través de su fundación, ayuda a jóvenes, pequeños productores y madres cabeza de familia para que desarrollen proyectos productivos que no atenten contra los recursos naturales y que a su vez generen recursos económicos.

“Ayudamos a pequeños productores para que desarrollen proyectos productivos silvopastoriles. Les mostramos que hay alternativas para que hagan su actividad de una buena forma y que comprendan que reforestar puede ser productivo”, asegura Prieto.

Prieto recalca en la necesidad de crear un espacio de diálogo con la Procuraduría, para que le mida el pulso a los gobernadores y alcaldes en cuanto a la deforestación, “y así revelar aquellos que tienen intereses netamente financieros y personales a costa de los bosques”.

“Reacción inmediata”: Rodrigo Botero

Los sobrevuelos a ras de selva amazónica de Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, le han mostrado al país cómo la deforestación gana terreno minuto a minuto. Sin embargo, la respuesta aún no llega.

Botero asegura que es necesaria una sanción emblemática por parte de los entes de control a aquellos funcionarios públicos que propician la deforestación en la Amazonia. “Hay una relación directa entre quienes toman la tierra, los que construyen carreteras y los que están asentados. Es evidente la relación entre construcciones viales, presencia militar y compras por tenedores o terceros”.

Para combatir la deforestación en el país se requiere pensar global, según Botero. “La palma en Venezuela tiene repercusiones acá, al igual que la minería en Brasil y el tráfico de madera de Perú. Debemos articularnos para reaccionar”.

Botero también propone un trabajo con las federaciones  (de palmicultores, de arroceros, de gabaderos) para que conozcan la actual problemática en las selvas amazónicas y se puedan identificar los desarrollos ilegales que están arrasando la selva.

“Un tema en cabeza de Presidencia”: Carolina Urrutia

Carolina Urrutia, directora de Parques Cómo Vamos, iniciativa de diez organizaciones de la academia y la sociedad civil para velar por estas áreas protegidas, fue enfática en asegurar que el tema de la deforestación debe tener como cabeza a la Presidencia de la República, y un mayor compromiso por parte del Ministerio de Ambiente.

“Debemos contar con una meta clara y numérica, que no sea no deforestar más. El borrador del actual Plan de Desarrollo no tiene una meta específica, sino quedarnos como estamos. Los Parques Naturales también necesitan metas y compromisos con números y una estrategia para defenderlos”.

Urrutia dijo que Colombia debe realizar cambios de política pública y una alineación de incentivos institucionales, algo que podría hacerse con el consejo contra la deforestación que pretende crear el Plan de Desarrollo.

“También hay que elegir mejores gobernantes y crear de manera urgente el servicio forestal, una aproximación institucional para tener un cruce entre el tema agrario y los bosques. Las entidades no asumen responsabilidades: MinAgricultura dice que la coca no es su tema, al igual que MinMinas con la minería y todos con la deforestación”.

“Noruega, aliado permanente de Colombia”: Ole Reidar Bergum

Ole Reidar Bergum, actual consejero de clima y bosque de la Embajada de Noruega en Colombia, ha trabajo en el país desde 1996, tiempo que le ha permitido entender problemas ambientales como la deforestación, flagelo que lo cataloga como un síntoma de la pérdida de soberanía del Estado.

“Vemos una entrega de grandes territorios a grupos económicos poderosos aliados a mafias al margen de la ley. Un paso necesario para solucionar ese problema es llegar a esas personas que tienen el poder para tomar decisiones políticas y destinar presupuestos de la nación. Noruega puede ayudar con inversiones, pero es el presupuesto general nacional el que tienen que priorizar”.

Noruega, junto con SEMANA y el Ministerio de Ambiente, son los tres grandes aliados de la Alianza Contra la Deforestación, una estrategia que, según Bergum, ha permitido poner el tema a nivel nacional de una manera contundente.

“Desde 2015, Colombia ha sido un socio importante en la iniciativa global de clima y bosques de Noruega, y estamos comprometidos con apoyarlos hasta 2025”, finalizó.

La Alianza somos todos

Estos nueve escuderos de los bosques colombianos hacen parte de los 50 aliados que tiene la Alianza Contra la Deforestación que desde su inicio, en septiembre del año pasado, puso la temática en la boca del país.

Alejandro Santos, director de SEMANA, aseguró que el panorama de la deforestación es desafiante y que el país está en un punto crítico. Es la punta de lanza de la grave amenaza contra los recursos naturales del país.

Santos dijo que no basta con sensibilizar y levantar voces de protesta en las redes sociales. “Debemos crear espacios para influir en políticas serias que repercutan en la toma de acciones y generación de incentivos económicos y sociales. La Gran Alianza contra la Deforestación nos permite influir, visibilizar, movilizar y tomar mejores decisiones. Ese es nuestro compromiso con el medioambiente del país”.

Este es un producto periodístico de la Gran Alianza contra la Deforestación. Una iniciativa de Semana, el MADS y el Gobierno de Noruega que promueve el interés y seguimiento de la opinión pública nacional y local sobre la problemática de la deforestación y las acciones para controlarla y disminuirla.