Nunca antes en la historia del saiga, a pesar de estar en la
Lista roja de la UICN de especies amenazadas, se había registrado una situación así. Por ahora los biólogos han podido concluir que la enfermedad es tan letal que cuando afecta a un saiga, la manada entera se contagia y muere. Esto quiere decir que tiene una tasa de mortalidad del 100 por ciento.
Otra conclusión es que la enfermedad está constituida por lo menos por dos tipos de bacterias letales: Pasteurella y Clostridium. Los expertos, sin embargo, afirman que estas bacterias solo se vuelven letales cuando algún otro factor—que todavía no se sabe qué es-—ha debilitado a los animales. .
Frente a esto las posibilidades son que un virus desconocido sea lo que esté matando a los saigas; que algún cambio en el ambiente haya contribuido a debilitar a los animales y potenciar las bacterias letales; o que haya algún tipo de contaminación externa proveniente de plantas u otro tipo de instalaciones que sean la causa de esta situación. (
Vea: Cambio climático condenará a la extinción a 1 de cada 6 especies)
La extinción del saiga
El saiga tatárica es una especie de antílope que según la lista roja de especies amenazadas, está en peligro crítico de extinguirse. Cuando esta lista categoriza una especie en peligro crítico quiere decir que solo está a dos pasos de extinguirse, primero en su hábitat salvaje y luego del todo como lo muestra la siguiente línea de evaluación:
El saiga entró a la lista roja en 1996 y ya se ha extinto en cuatro países, China, Moldavia, Polonia y Ucrania, y vive en cinco: Kazajiztan, Mongolia, Rusia, Turmequistán y Uzbequistán.
La extinción de los saigas se debe a varias razones: cazadores furtivos que buscan sus cuernos, destrucción de su hábitat y de sus rutas tradicionales de migración, incendios en las estepas donde viven e inviernos inclementes. Todo esto ha llevado a que en las últimas cuatro décadas 95 por ciento de la población de esta especie haya desaparecido.
Para salvar la especie se implementaron medidas en contra de la caza furtiva en los países donde vive la especie. Esto permitió que la población total subiera de 50.000 a 250.000 en 2014. Hoy, sin embargo, su futuro en el planeta pende de un hilo.