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La laguna el mapa se denomina así por su parecido con el mapa de Colombia. Foto: Jhon Barros. | Foto: Jhon Barros

GRUPO RÍO BOGOTÁ

Conozca el extraordinario nacimiento del río Bogotá

En completa paz y a más de 3.400 metros de altura sobre el nivel del mar, nace de forma majestuosa el río Bogotá. En sus 380 kilómetros atraviesa 47 municipios de Cundinamarca hasta desembocar en el río Magdalena en Girardot. Conozca lo mejor de un río que fue conocido por los muiscas como el alma de la sabana.

29 de marzo de 2020

En un paisaje con un silencio perpetuo, que ante los ojos del hombre parece tener todas las tonalidades de verde posibles, nace de forma tranquila el río Bogotá. El páramo de Guacheneque en Villapinzón, Cundinamarca, es su lugar de origen, a más de 3.400 metros de altura sobre el nivel del mar. Allí, entre musgos y frailejones se forman los primeros cuerpos de agua: la laguna de Guacheneque y posteriormente la del Mapa, nombrada así por su parecido con el croquis de Colombia.

Un tímido cauce se abre paso entre la densa vegetación nativa y se va fortaleciendo con el agua de otros pequeños rios hasta formar un cascada de 17 metros que se conoce como la Nutria. A partir de este punto, el río Funza o Bogotá toma forma y empieza su camino serpenteante por 47 municipios hasta desembocar en el río Magdalena en Girardot, también en Cundinamarca.

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Ante tamaña belleza, es fácil comprender por qué los muiscas lo llamaban el alma de la sábana. Para ellos era uno de sus sitios de adoración donde las mujeres daban a luz. Nunca invadieron sus rondas: aprovechaban las inundaciones para cultivar maíz. Después de la colonización se comenzaron a formar diferentes poblados que se asentaron en zonas cercanas al río. Para el siglo XVIII el inminente crecimiento hizo que la frontera agrícola se ampliara, un fenómeno que se acentúo hasta mediados del siglo XX y que hizo que el páramo y el bosque alto andino fueran perdiendo terreno.

Los frailejones dominan el paisaje del páramo de Guacheneque. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.

Las autoridades ambientales vieron este panorama con preocupación y en 1977 el Ministerio de Agricultura promulgó una resolución que declaraba como zonas de reserva a los cerros orientales de Bogotá y el páramo de Guacheneque. Desde ese momento, el Gobierno nacional y los locales se dieron a la tarea de preservar el páramo. 

En la actualidad, Guacheneque hace parte del páramo Rabanal - río Bogotá, que tiene tres áreas regionales protegidas: la Reserva Forestal Protectora Nacimiento del Río Bogotá, en Villapinzón; Reserva Forestal Protectora Cuchilla el Choque, en Chocontá; y la Reserva Forestal Protectora El Frailejonal, en Machetá. El sector del nacimiento río Bogotá está compuesto por alrededor de 9.000 hectáreas, de las cuales 970 pertenecen a la Gobernación de Cundinamarca y cerca de 800 a la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR). El resto son predios privados.

Entre Villapinzón y Chocontá hay cerca de 120 curtiembres que descargan sus vertimientos al río. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.

El único guardabosque del páramo se llama Vidal González, un hombre de 68 años que durante dos décadas ha protegido los ecosistemas que forman el río y además hace algunos recorridos guiados para los turistas. Recuerda que “el río es la casa de animales endémicos como el pez capitán de la sabana y la tingua bogotana, y que su cuenca era visitada por venados, tigrillos, conejos, zorros y otras especies”.

La magia del nacimiento del río Bogotá se encuentra intacta, pero se enfrenta a diferentes amenazas que poco a poco empiezan a afectar el río en su cuenca alta. Después de 11 kilómetros de agua cristalina, las 120 curtiembres de los municipios de Villapinzón y Chocontá descargan en su cauce diferentes vertimientos, a lo que se suman las descargas de aguas residuales municipales. Pero tal vez uno de los problemas más graves es el mal uso del suelo de la cuenca, ya que muchas zonas son usadas para la ganadería y esto hace que la tierra se compacte y erosione. El recorrido del Bogotá sigue su trayecto por la cuenca media, donde los impactos son mucho mayores porque aquí recibe las descargas de casi 9 millones de personas y las industrias de la gran capital.

La cascada la Nutria es el punto donde el río Bogotá comienza a tomar fuerza. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.

Después de ola invernal de 2010, el Fondo de Adaptación se dio a la tarea de preparar al país para futuras épocas de lluvia y se propuso la delimitación de los páramos. Esta tarea le fue encargada al Instituto Alexander von Humboldt y a las corporaciones autónomas. De esta manera, en 2016 se creó la resolución 1768, que delimitó el páramo Rabanal - río Bogotá y junto con la Ley 1930 de 2018, que dicta disposiciones para la gestión ambiental de los páramos, completan un marco jurídico robusto en defensa de Guacheneque.

Sin embargo el proceso de reconversión de tierras debe avanzar de manera más avanzada. La tarea de proteger los ecosistemas que forman la cuenca alta del río Bogotá, conformada por 21 municipios cundinamarqueses, es una tarea de todos.

Muy pronto podrás conocer más información sobre el río Bogotá y sus cuencas. Porque el Bogotá sigue vivo.

Este es un contenido periodístico de la Alianza Grupo Río Bogotá: un proyecto social y ambiental de la Fundación Coca-Cola, el Banco de Bogotá del Grupo Aval, el consorcio PTAR Salitre y la Fundación SEMANA para posicionar en la agenda nacional la importancia y potencial de la cuenca del río Bogotá y  sensibilizar a los ciudadanos en torno a la recuperación y cuidado del río más importante de la sabana.