La temporada de avistamiento de ballenas jorobadas en el Pacífico colombiano terminará en noviembre. Foto: Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca, CVC | Foto: Parques Nacionales Naturales

TURISMO SOSTENIBLE

Ocho lugares para observar ballenas en Colombia

En cuatro departamentos del país es posible avistar ballenas jorobadas entre los meses de julio y noviembre. En Semana Sostenible les contamos cuáles son esos lugares a los que estos cetáceos llegan, tras recorrer cerca de 8.500 kilómetros desde la Antártida.

23 de julio de 2019

La grandeza de la naturaleza se puede apreciar al avistar una ballena jorobada, también conocida como yubartas (Megaptera Novaeangliae). Cualquiera se siente frágil y pequeño ante el enorme tamaño de este magestuoso cetáceo, que puede llegar a medir 16 metros de largo y pesar hasta 36 toneladas. 

Observar sus cortejos y juegos, y escuchar sus cantos es un espectáculo indescriptible que año a año se repite entre los meses de julio y noviembre en las aguas del océano Pacífico colombiano

Le sugerimos: 

A esta región del país arriban aproximadamente 3.000 mamíferos de este tipo para aparearse, gestar y dar a luz a sus crías. Este fenómeno natural se puede apreciar en el país principalmente en ocho lugares ubicados en cuatro departamentos.

Se trata de Nuquí y Bahía Solano, en Chocó; Buenaventura, en Valle del Cauca; Tumaco, en Nariño, y Guapi, en Cauca, además de los Parques Nacionales Naturales de Uramba Bahía Málaga, Gorgona y Utría

El avistamiento de ballenas jorabadas se ha convertido en un reglón dinamizador de la economía del Pacífico por cuenta del elevado número de turistas que atrae. Foto: Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca, CVC

En estos paradisíacos parajes es posible escuchar los particulares cantos de las ballenas para llamar la atención o seducir a la hembra, cantos con ecos que pueden durar hasta 50 minutos y alcanzar una distancia de 25 kilómetros bajo el agua

Los mejores meses para observar este tipo de cetáceos son julio, agosto y septiembre, ya que en octubre y noviembre las opciones de verlas se reducen.

Le recomendamos: El plástico cobró una nueva víctima: esta vez fue una ballena

Así las cosas, el avistamiento de ballenas se ha convertido con el paso de los años en uno de los atractivos turísticos más importantes del Pacífico colombiano. Solo para 2019 las autoridades esperan recibir la visita de cerca de 30.000 turistas, 5.000 más que el año pasado.

"La temporada de ballenas es una oportunidad para que los consejos comunitarios afrodescendientes que habitan en la zona se fortalezcan en actividades de ecoturismo, administración del área y recursos naturales", apuntó Parques Nacionales Naturales de Colombia, entidad que informó que las áreas protegidas que administran se realizan actividades de educación, control y vigilancia constante a motoristas de embarcaciones, quienes han sido capacitados previamente para ejercer un avistamiento de las ballenas de manera responsable.

¿Por qué se conmemora?

Con el fin de concientizar a los gobiernos y las comunidades sobre la imprtancia de estos cetáceos para la naturaleza y llamar la atención para que se adelantaran acciones que permitieran su conservación, el 23 de julio de 1986 la Comisión Ballenera Internacional (CBI) decidió proclamar esa fecha como el Día Mundial Contra la Caza de Ballenas, hoy conocido como Día Mundial de las Ballenas y los Delfines.

Sin embargo, todavía existen países que persisten en la caza de ballenas, delfines y otros cetáceos, pese a haberse comprometido hace 33 años a frenar esta atroz práctica. 

Lea también: Residuos plásticos, de los océanos a los vientres de las ballenas

Japón, Islandia, Noruega, así como en Islas Feroe, son los países en donde se continúan cazando ballenas de manera comercial. Aseguran que lo hacen porque esa actividad hace parte de su cultura y es una fuente importante de su economía. Además, porque tienen la idea de que existen demasiados animales de este tipo en el mar y se comen todos los peces.

Sin embargo, el comercio de ballenas ha ido decreciendo. Según datos de la agencia AFP, mientras que en 1950 había unos 350 buques balleneros operando en Noruega, en 2017 el número había caído hasta 11, casi la mitad que 12 meses antes.