Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN

Más allá del sector ambiental, ¿qué pasa y a quién le importa la deforestación en la Amazonia?

El proceso de deforestación en Colombia sigue avanzando, concentrado en la Amazonia. Numerosos esfuerzos se han señalado por diferentes instituciones ambientales públicas y privadas. Rodrigo Botero hace un análisis de la situación.

15 de julio de 2019

El proceso de deforestación en Colombia sigue avanzando, concentrado en la Amazonia. Numerosos esfuerzos se han señalado por diferentes instituciones ambientales públicas y privadas. La cooperación internacional, ha ratificado su apoyo a Colombia y ha mantenido su decisión de colaborar con el gobierno colombiano y los recursos financieros han seguido llegando al país. 

Los medios de comunicación, como nunca antes, han logrado posicionar el tema de la deforestación en el sentir de la ciudadanía, en especial la urbana, tan distante siempre de lo que ocurre en la Colombia rural. El debate está que arde y ahora es un tema de todos.

Lea también: “En la Amazonia no hay Estado”: Rodrigo Botero

Sin embargo, el proceso continúa con la misma tendencia ascendente  de los últimos tres años, además de  acercarse y entrar en zonas cada vez mas sensibles ambiental y culturalmente. Resultados presentados por el proyecto MAAP (Programa de Monitoreo de la Amazonia Andina) hace un par de semanas, y análisis recientes de FCDS, presentan resultados que vale la pena analizar con detalle.

  • Las zonas de sabanas en Beni (Bolivia) y Fuga/Yarí (Colombia) presentan coincidencias en una mayor presión de ocupación, migraciones y conversión de uso del suelo a cultivos de agricultura mecanizada. El valor de “commodities” como la carne bovina, el maíz, la soya y aceite de palma, esta presionando la transformación de estos territorios, y esto se hace expansivo hacia los bosques amazónicos aledaños. Por unidad de área, Colombia tiene la mayor deforestación de la cuenca amazónica para el año 2018, (Brasil 50 millones de hectáreas de Amazonia y 750 mil de deforestación; Colombia 48, 3 millones de hectáreas con 250 mil deforestadas; Perú, 78,2 millones de Amazonia y 250 mil en el piso; Bolivia 47,9 millones de hectáreas de la región y 100 mil deforestadas).
  • La deforestación en la Amazonia colombiana, es la que presenta una mayor concentración de deforestación comparativamente entre cinco países de la cuenca (Ecuador, Perú, Bolivia, Colombia y Brasil). La deforestación se concentra en tres departamentos, en una franja de bosque remanente alrededor del Parque Nacional Chiribiquete. La deforestación esta afectando de manera importante la conectividad ecológica entre la Amazonia, los Andes y la Orinoquia. Adicionalmente, áreas de diversidad aún desconocida, (por ejemplo, bosques “monodominantes” en sabanas transicionales de La Tunia), se están perdiendo rápidamente. Los resguardos indígenas de Nukak y Yaguará presentan uno de los procesos mas acelerados de deforestación y fragmentación, en la zona de conectividad entre la Amazonia, los Andes y la Orinoquia. 

Parte del resguardo Nukak. Foto: FCDS

  • La especulación de tierras sigue siendo el mayor motor de deforestación en la Amazonia colombiana. La ocupación ganadera en los ocho municipios, alrededor de Chiribiquete, se ha incrementado al menos en 550 mil cabezas en los últimos tres años (fuente ICA 2018). Casi la totalidad de las áreas deforestadas son transformadas en pastos para ganadería; no todas las pasturas presentan ocupación ganadera ni de habitantes.
  • Nuevos accesos viales establecen zonas de colonización en varios frentes. Uno de los más significativos es el correspondiente a la vía que va de Calamar a Miraflores. 

Así se ve el área de influencia de la vía Calamar - Miraflores en el Guaviare. Foto: FCDS

  • Los Parques Nacionales Macarena, Tinigua, Nukak (RNN) y Chiribiquete presentan una dinámica creciente de deforestación, que ha diferencia de las demás zonas, está acompañada de un poblamiento mas significativo.
  • Los cultivos de coca han aumentado en la región. Sin embargo, no son un factor determinante en el aumento de deforestación, al estar de manera estable en las mismas zonas durante varios años.

De su interés: La deforestación amenaza a los últimos indígenas aislados de Colombia

  • Nuevos cultivos de agricultura mecanizada se empiezan a visualizar en áreas de antiguos bosques, así como en sabanas de transición, en el Guaviare. Hay conflictos de uso del suelo con el estado legal del mismo (en Reserva Forestal y Parques), así como de ocupación indebida (en Resguardos Indígenas).

 Ocupación y presión por la agroindustria al resguardo Nukak. Foto: FCDS

¿Qué hacer y quién lidera?

Es crucial involucrar a las agencias de formalización de tierras y catastro multipropósito en las estrategias contra la deforestación, pues en la actualidad el mercado ilegal estimula la apropiación ilimitada de tierras, que en su gran mayoría hacen parte de los baldíos de la Nación. La responsabilidad, en evitar que el detrimento patrimonial de la nación continúe, está en la Agencia Nacional de Tierras. Hay enormes presiones comerciales por incorporar nuevas áreas a la frontera agropecuaria, y no responden a las necesidades de poblaciones vulnerables, sino a la producción de “commodities”. En las notarias y oficinas de registro e instrumentos públicos, se presenta hoy el escenario a intervenir este mercado de tierras. La implementación del punto 1 esta en juego…

1. Se debe focalizar la estrategia contra la deforestación en tres departamentos y ocho municipios, que, de manera coordinada con los PDET, pueden hacer una acción sinérgica entre recursos y políticas para atender población víctima del conflicto y estabilizar la frontera agropecuaria. La deforestación puede ser hoy monitoreada a nivel de veredas; la inversión de los proyectos puede pensarse en función del comportamiento de la deforestación y los acuerdos sociales. De manera paralela, el apoyo en la aplicación de la ley puede estar en correlación con este comportamiento. La oficina de estabilización tiene la palabra.

Vea también: Chiribiquete dejará ver sus entrañas desde las alturas

2. El sector privado debe involucrarse de manera mas decidida. No se puede incorporar en el mercado productos provenientes zonas deforestadas fuera de la frontera agropecuaria. En el mercado internacional esto tiene veto y aquí se debe actuar en consecuencia. Ni aceite de palma, carne, leche, u otros productos agrícolas. Es la hora de Fedepalma, Fedegan, y otros mas, de pasar del dicho a la acción. Y la restauración productiva, sueño de muchos, debe estar fuera de la frontera, no va y sea que estemos “haciéndonos pasito”.

3. Un sistema unificado de monitoreo de vías debe establecerse desde el sector ambiente, para actuar a tiempo y suspender la asignación de recursos donde se este expandiendo la frontera agropecuaria. Los proyectos intermodales deben acompañar la restricción de los modos carreteros. Los entes de control tienen mucho que decir al respecto, aunque a veces no haya tantas cámaras para la rueda de prensa.

4. La aplicación de la ley también debe focalizarse en los grandes deforestadores. La lista del “Top 10”, de deforestación (por poner un ejemplo) indica perfectamente las prioridades, y el IDEAM posee dicha información (a propósito, inaudito que el IDEAM no haya sacado las cifras de deforestación 2018. Y no es por falta de capacidad técnica). Y en ese orden de ideas, las investigaciones se deben dirigir a los financiadores y no continuar en capturas de pequeños trabajadores locales. Y los grandes capitales de lavado de narcotráfico y otros negocios, a la vista de todos en las regiones, deberían ser parte de la agenda de investigación interagencial. ¿O será que aún no hay un sistema de inteligencia unificado, para saber quien es quien en la región? 

P.D.: señor Ministro Lozano, estamos aquí para ayudar.