Cerca de 5 kilómetros del arroyo se vieron afectados y causaron la muerte de cientos de peces. Foto: Santiago Duque. | Foto: Caños Takana Amazonas - Santiago Duque

DENUNCIA

Indígenas amazónicos denuncian mortandad de peces en caño Takana

La triste imagen se vio a lo largo de cinco kilómetros. Esto no solo afecta la sobrevivencia de las comunidades sino también a los bosques circundantes.

22 de agosto de 2020

El pasado jueves 20 de agosto comunidades indígenas de Leticia (Amazonas), vieron con tristeza como caño Takana, ubicado en el kilómetro 11 de la carretera de ingreso a la selva, estaba lleno de peces muertos producto de una técnica ancestral de pesca denominada barbasco, que se realizó aparentemente sin ningún tipo de control.

“El barbasco es una técnica de pesca ancestral de muchas comunidades indígenas en la Amazonía y en el mundo. En el que diferentes extractos de plantas son machacadas y luego son puestas en canastos o bultos que al ingresar al agua impiden que los peces puedan respirar y son fácilmente recogidos”, manifestó el profesor Santiago Duque, del Instituto Imani de la Universidad Nacional sede Amazonia.

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Generalmente esta técnica de pesca se realiza en áreas específicas de los cuerpos de agua por lo cual a parte del afluente le ubican cercas hechas de palos o hojas. Al parecer en este caso enormes cantidades de barbasco fueron introducidas a río abierto lo que produjo la catástrofe ambiental.

Diversas comunidades indígenas como tikunas, uitotos, boras y varias más conviven en los alrededores del caño Takana, por lo que es considerado un territorio multiétnico. En un comunicado realizado por las comunidades que viven en el Resguardo Kilómetro 6 Kilómetro once denunciaron que los hechos ocurrieron en la madrugada del pasado 20 de agosto.

“Esa misma noche se llamó a la policía ambiental para que apoyara la búsqueda (de los responsables), sin embargo, no llegaron sino hasta la mañana del día siguiente en compañía de Corpoamazonia. Ellos hicieron una verificación ocular pero finalmente comunicaron que la competencia era de la Aunap como autoridad que regula la pesca; hasta el momento no contamos con apoyo institucional contundente para apoyar la investigación, como autoridades indígenas recurrimos a la Universidad Nacional para ser asesorados”, dice el comunicado.

En las zonas aledañas al arroyo Takana viven varias comunidades indígenas de diferentes étnias. Foto: Contorno Ingeniería & Geomática - Harrison Calderón.

Las secuelas del daño al Takana

El mismo comunicado manifiesta que las barbasqueadas deben ser manejadas por un consejo de ancianos tradicional y son reguladas por un calendario ecológico como una forma de control de las poblaciones en los sectores delimitados. 

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Las autoridades indígenas buscaron ayuda de la Universidad Nacional al encontrar cerca de 45 bultos de pescados recolectados. “En esos arroyos selváticos tienen una de las tasas más altas de biodiversidad por espacio. Esos arroyos tiene más de 200 especies de peces, está muy cerca de toda la biodiversidad de peces en el Magdalena y casi igual a la del continente australiano” aseguró el investigador Duque.

En estos arroyos selváticos cerca del 80 por ciento de las especies de peces son de un tamaño miniatura, que oscila entre los 2 y los 8 centímetros, y son fuente de alimento para otras especies. El otro 10 por ciento de especies más grandes son las que se recolectan para el consumo humano.

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“Para nosotros esto representa un ecocidio. Estudios realizados por el profesor José Iván Mojica en estos arroyos cuentan que la mayoría de estas especies viven toda su vida en un tramo no mayor a 300 metros, es decir no migran. Por lo tanto la afectación a lo largo de cinco kilómetros pudo ser muy grande”.

Además de la afectación a las comunidades que viven en las zonas aledañas al Takana y la muerte de peces, lo que preocupa a los investigadores son las afectaciones que también se dan a los bosques ribereños circundantes. 

De hecho, los arroyos selváticos son vitales para el mantenimiento de la biodiversidad. “Hay especies que viven en estos caños y que sirven de alimento para arañas, aves y murciélagos. Es decir, hay una relación recíproca entre el agua y el bosque. El agua y el bosque son un elemento integral, si afectó a uno, el otro también sufre las consecuencias. Se afecta por ejemplo la polinización y la fructificación. El problema no es solo el agua y la mortandad de peces”.

Las comunidades claman por la ayuda de las autoridades en el Takana

En el comunicado las autoridades indígenas plantean que buscaron a diferentes entidades ambientales para esclarecer los hechos. Pero según la misiva, tuvieron como respuesta que la entidad que podría realizar esta labor era Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), quienes todavía no habían visitado el lugar.

Según algunos investigadores este daño no fue solo contra los peces, sino contra insectos, camarones, cangrejos acuáticos que viven allí y está acción, además, tiene impactos sobre los bosques circundantes, por lo que consideran que Corpoamazonia como entidad protectora de los recursos naturales también debería actuar esto según la Ley 99 de 1993 y el decreto 3570 de 2011

Lo que piden tanto autoridades indígenas como investigadores es que haya una mayor articulación entre entidades para atender de manera oportuna este tipo de hechos.

Acá la denuncia de las comunidades indígenas: