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El ibis escarlata ahora cuenta con registros en dos zonas de Bogotá. Fotos: Jerson Cárdenas (publicadas por la SDA). | Foto: Nueva ave roja

GRUPO RÍO BOGOTÁ

Vuelve a aparecer rara ave de plumaje rojo en Bogotá

El ibis escarlata, un ave típica del Caribe y la Orinoquia, fue fotografiada en una zona boscosa del club Choquenzá, en Suba, lo que podría indicar que está migrando a territorios de climas fríos como Bogotá. Ya había sido registrada una en el humedal Juan Amarillo.

21 de julio de 2020

La mancha roja del ibis escarlata (Eudocimus ruber), un ave esbelta también conocida como corocoro rojo, corocoro colorado, corocora, garza roja, sidra o guará, volvió a aparecer en la capital del país.

La Secretaría Distrital de Ambiente (SDA) anunció que el ave, la cual puede alcanzar a medir hasta 55 centímetros de alto y con un cuello y pico largos de color rojo, fue captada en una zona verde del Club Choquenzá, ubicado en el barrio Niza de la localidad de Suba, en el norte de Bogotá.

“¡Nos volvimos a encontrar! El club Choquenzá tiene un invitado de lujo: el deslumbrante corocoro rojo. Esta ave, residente del Caribe y la Orinoquía, apareció por primera vez en Bogotá en octubre del año pasado, exactamente en el humedal Juan Amarillo”, informó la autoridad ambiental. 

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El primer registro de esta ave en la capital, una especie típica de los climas cálidos, fue captado por los ambientalistas de la Fundación Humedales Bogotá en octubre de 2019 en la chucua de los curíes del humedal Juan Amarillo, ecosistema también llamado Tibabuyes y ubicado entre las localidades de Suba y Engativá.

La Secretaría de Ambiente reveló el nuevo registro de esta ibis de plumas rojas. Fotos: Jerson Cárdenas (publicadas por la SDA).

“Una de nuestras colaboradoras pudo fotografiar y hacerle un video a esta ave en la chucua de Juan Amarillo. En las imágenes se puede ver que el ibis escarlata estaba compartiendo espacio con un alcaraván (Vanellus chilensis), una especie que habita en los Llanos Orientales de Colombia”, dijo Jorge Emmanuel Escobar, director de la Fundación Humedales Bogotá.

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Según Escobar, en los censos y monitoreos adelantados por la Asociación Bogotana de Ornitología (ABO) y otros pajareros durante los últimos 30 años, nunca había aparecido esta rara especie de ave. “Antes de 2019 no había antecedente alguno sobre su presencia. Varios ciudadanos han subido fotografías del ibis escarlata en Juan Amarillo”.

Ibis escarlata reportada en el humedal Juan Amarillo. Fotos: Olga Patricia González (Humedales Bogotá) y Julián Segura.

En enero de este año, los expertos de Humedales Bogotá la volvieron a registrar en la chucua de los curíes de Juan Amarillo, un avistamiento que Escobar cataloga como raro porque la especie habita en las costas del norte del continente y algunas zonas de los llanos colombo venezolanos, y no en los territorios de la sabana de Bogotá.

“Los registros recientes del ibis escarlata indican que debemos seguir monitoreando a esta ave, para así establecer si se trata de un caso excepcional o que la especie está empezando a subir a los territorios de climas más fríos como la capital del país, algo que ya ha sucedido con otras nueve especies de aves de clima cálido que ahora habitan en los humedales bogotanos”, afirma Escobar.

Cambio climático

Para el director de la organización, la presencia de aves calentanas en las tierras frías de la capital puede estar asociada con varios factores como el calentamiento global, especies invasoras, cambio de uso del suelo y la transformación de ecosistemas.

“Hace poco Bogotá registró una temperatura de 25 grados centígrados, la mayor en los últimos 60 años. Esto sin lugar a duda es otro de los síntomas del cambio climático y uno de los factores por los que estamos viendo con mayor frecuencia estas aves de clima cálido en los humedales”, precisó Escobar.

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La ibis escarlata habita en las zonas costeras tropicales del norte de América del Sur, en países como Venezuela, Colombia y Brasil, y en las extensas llanuras de la Orinoquia colombo venezolana, en departamentos como Casanare y Meta. Su peculiar pigmento rojo está ligado a la dieta alimenticia, que incluye los crustáceos que encuentra en los cuerpos de agua salinos.

Su presencia en el humedal Juan Amarillo y en el club Choquenzá, cercano al humedal Córdoba, podría indicar que estos ecosistemas le ofrecen alimento. “Antes se creía que la dieta del ibis escarlata estaba basada sólo en camarones, gambas y otros crustáceos. Sin embargo, estudios posteriores demostraron que su principal alimento son los insectos, especialmente escarabajos y otros coleópteros, animales que hacen parte de la fauna de los humedales”, considera Escobar.

Más búhos campestres 

Jaime Andrés Herrera, un ciudadano apasionado por las aves, informó en sus redes sociales que la población del búho campestre (Asio flammeus) se recupera a pasos agigantados en la capital del país.

“Hace unos seis años tomé varias fotos de un búho campestre en una zona cercana del río Bogotá. En esa época, expertos dijeron que no había registros de esta especie en los últimos 20 años”, dijo Herrera en su cuenta de Twitter.

Búhos campestres registrados hace pocos días cerca del río Bogotá. Fotos: Jaime Andrés Herrera.

Hace pocos días, en la misma zona, el ciudadano fotografió siete búhos campestres, de los cuales tres eran juveniles. “En la zona franca de Mosquera y hacia Soacha hay más registros del ave.. La naturaleza se está reinventando”.

La Fundación Humedales Bogotá también reportó recientemente a esta especie de búho en el humedal Meandro del Say, ubicado en la localidad de Fontibón. “El ciudadano Camilo Castañeda nos envió varias fotografías de un búho campestre al parecer con un ojo lastimado”.

Al conocer las imágenes, otro ciudadano informó que había registrado al mismo búho el año pasado. “Qué bueno saber que el búho sigue vivo desde el 10 de noviembre del 2019”, informó el ingeniero ambiental Jeison McGregor.


Búho campestre en el humedal Meandro del Say. Fotos: Camilo Castañeda y Jeison McGregor.

* Este es un contenido periodístico de la Alianza Grupo Río Bogotá: un proyecto social y ambiental de la Fundación Coca-Cola, el Banco de Bogotá del Grupo Aval, el consorcio PTAR Salitre y la Fundación SEMANA para posicionar en la agenda nacional la importancia y potencial de la cuenca del río Bogotá y  sensibilizar a los ciudadanos en torno a la recuperación y cuidado del río más importante de la sabana.