El murciélago rojo del desierto nunca había sido registrado en el humedal La Conejera. Fotos: Luis Gabriel Mosquera. | Foto: Mamíferos La Conejera

GRUPO RÍO BOGOTÁ

¿Qué hace un murciélago del desierto en el humedal La Conejera?

Con este nuevo registro, el ecosistema ubicado en la localidad de Suba de Bogotá ahora suma 11 especies de mamíferos: la cifra más alta en todos los humedales de la capital del país.

12 de junio de 2020

Uzhe Tiba Qüy, nombre dado por los muiscas al humedal La Conejera, es la esponja bogotana con mayor cantidad de biodiversidad en la capital. Más de 110 especies de aves han sido registradas en este riñón de la localidad de Suba, al igual que 253 de plantas y hasta peces como el capitán de la sabana y la guapucha.

Es el único lugar en el mundo donde habita la margarita de pantano (Senecio carbonelli) y también le brinda refugio a ranas, lagartos y culebras. Aves endémicas como la tingua bogotana y la monjita escogieron a La Conejera para hacer sus nidos, mientras que aves migratorias como reinitas, tangaras, mosqueros, gavilanes y patos canadienses, lo visitan durante todo el año.

De los 15 humedales declarados en Bogotá, La Conejera es el más biodiverso. Foto: Fundación Humedales Bogotá.

Diez especies de mamíferos se habían registrado en el humedal insignia de la biodiversidad bogotana durante los últimos años, como chuchas, musarañas, murciélagos, comadrejas, roedores y conejos. Pero hasta 2020.

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Jorge Escobar, director de la Fundación Humedales Bogotá, informó que este año fue reportado un nuevo mamífero en La Conejera: el murciélago rojo del desierto (Lasiurus blossevillii), también conocido como murciélago rojo del oeste, un hallazgo que se convierte el mamífero número 11 dentro de este ecosistema.

Este murciélago migratorio fue reportado en enero de 2020 por la comunidad del humedal La Conejera. Para la misma época, Luis Gabriel Mosquera, profesional de monitoreo de Aguas de Bogotá, también lo encontró en la zona”, dijo Escobar.

En enero de este año apareció el muerciélago rojo del desierto en La Conejera. Fotos: Luis Gabriel Mosquera.

El murciélago rojo del desierto migra por todo el continente americano, desde Canadá y Estados Unidos hacia la parte norte de Sudamérica. Se alimenta de insectos como polillas, moscas, chinches, escarabajos y cigarras: una cacería que hace en horas de la noche.

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“Juan Carlos Caicedo y Yaneth Muñoz (experta de la Universidad Nacional) nos ayudaron a identificar la especie. Alejandro Torres reportó a este murciélago en mayo de 2020 en el humedal El Burro, ubicado en la localidad de Kennedy”, indicó Escobar.

Según el experto, de los 15 humedales declarados como parques distritales en Bogotá, La Conejera es el que suma mayor cantidad de registros de mamíferos.

La Conejera es el único lugar en el planeta donde habita la margarita de pantano. Foto: Fundación Humedales Bogotá.

Los otros 10

1. Curí (Cavia aperea anolaimae

Es el mamífero con mayor cantidad de población en el humedal La Conejera. “De hecho el nombre del ecosistema proviene de este hermoso curí, al que muchos llaman conejillo de indias”, dice Escobar.

Uno de los sitios en el humedal donde más hace presencia este animal es el Sendero de los curíes, bautizado así por la cantidad de estos mamíferos que deambulan allí. “Este sitio podría desaparecer por el posible paso de la Avenida ALO”, denuncia el director del la fundación.

El curí es el mamífero que más hace presencia en La Conejera. Foto: Fundación Humedales Bogotá. 

2. Zarigüeya (Didelphis pernigra

En agosto de 2015, Escobar registró una zarigüeya en La Conejera, un marsupial también llamado chucha o fara que mide entre 59 y 87 centímetros de longitud. El pelaje del dorso es denso y gris oscuro, con tonos diferentes que van hasta el negro y con puntas blancas.

“La vimos por el sendero del humedal, merodeando en la quebrada la Salitrosa y finalmente tomando camino hacia el abandonado Ecobus. En enero del mismo año, Teodoro Chivatá pudo registrar otra zarigüeya que fue atacada por perros. La zarigüeya presentaba mordiscos que con seguridad le causaron la muerte”, afirma.

La zarigüeya fue vista por Escobar en el año 2015. Foto: Fundación Humedales Bogotá.

3. Comadreja cola larga (Mustela frenata

Es otra de las joyas mamíferas de La Conejera. Mide 22 centímetros de largo y pesa 365 gramos. La mitad de su cuerpo corresponde a la cola, razón de su nombre común.

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Son muy ágiles y difíciles de observar, tanto que en la última década sólo la puede ver una vez en La Conejera. En 2004, Helmut Hiller publicó su trabajo de grado en la Universidad Javeriana sobre el tamaño poblacional y distribución de la comadreja de cola larga, el cual concluyó que el número de individuos en el costado sur del humedal es bajo”, menciona el experto.

Esta comadreja padece por varias amenazas, como las urbanizaciones, perros domésticos, jaurías y la contaminación por desagües.

Una comadreja transitando por los senderos del humedal Córdoba. En La Conejera no ha sido posible fotografiarla. Foto: Edwin Pérez (publicada por la Fundación Humedales Bogotá).

4. Musaraña de Thomas (Cryptotis thomasi

Mamífero nocturno que se orienta por medio del eco. Es una de las especies más difíciles de avistar porque es demasiado asustadiza. Mide entre cuatro y seis centímetros, con pelaje gris y una textura suave similar a un terciopelo. 

Tiene ojos y orejas pequeños, un hocico desarrollado, largo, delgado y móvil que utiliza para buscar insectos. Escobar la vió en La Conejera en 2015, cuando hacía un recorrido con estudiantes del colegio Unidad Educativa Bahía Solano. 

“Estaba recostada en uno de los miradores del humedal, pero no se movía. La musaraña estaba muerta, pero no tenía heridas ni laceraciones, es decir que pudo morir de causas naturales, como de un simple susto”.

La musaraña de Thomas es bastante asustadiza. Puede morir de un infarto ante cualquier amenaza. Foto: Fundación Humedales Bogotá.

5. Ratón de campo (Neomicroxus bogotensis)

También lo llaman ratón arrocero bogotano y habita en los Andes de Colombia y Venezuela, en sitios con alturas entre los 2.400 y 3.900 metros, montañas, bosques, zonas con frailejones y terrenos con arbustos o rocas con musgo.

Mide hasta nueve centímetros y tiene una cola larga. El pelaje del dorso es de color marrón negruzco o grisáceo, el del vientre grisáceo, las patas marrón oscuro y la cola negruzca por arriba.

“No he encontrado reportes recientes de esta especie en el humedal La Conejera. En el plan de manejo se menciona pero como una observación reportada anteriormente a su publicación, entre los años 1994 y 2004”, comenta Escobar.

El ratón de campo lleva varios años de no ser registrado en La Conejera. Foto: katp en la plataforma Naturalista (publicada por Humedales Bogotá).

6. Murciélago frugívoro (Sturnira bogotensis)

También llamado murciélago de hombros amarillos de Bogotá. Está reseñado en el plan de manejo del humedal La Conejera como una especie de tamaño mediano dentro del género. 

En La Conejera fue registrado por la Fundación Humedal La Conejera. En un pendón que hay en la zona reposa una foto del murciélago cerca a un sitio lleno de eucaliptos, especies ya emblemáticas en la parte occidental del humedal”, anota Escobar.

El murciélago frugívoro fue registrado por la Fundación Humedal La Conejera. Foto: Santiago Burneo.

7. Murciélago cola peluda canoso (Lasiurus cinereus)

Es conocido como murciélago ceniciento o gris. Es un animal solitario y no vive en colonias. Presenta un pelaje largo y grisáceo, con las puntas de los pelos blancas y zonas amarillentas sobre los codos.

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“En el plan de manejo de La Conejera lo mencionan como Lasiurus sp., un murciélago migratorio sin determinar la especie. Sin embargo, la Fundación Humedal La Conejera lo reseña en una infografía que se encuentra hoy publicada en un pendón a la entrada del humedal, donde lo describe como una especie insectívora que mide entre 10 y 13 centímetros”, informó el experto.

El murciélago de cola peluda hace presencia en La Conejera. Foto: J. N. Stuart (publicada por Humedales Bogotá).

8. Ardilla de cola roja (Sciurus granatensis)

Aunque Escobar sólo la ha visto en los humedales de Jaboque y Córdoba, en La Conejera ha sido reportada algunas veces. Está listada en el plan de manejo entre 1994 y 2004.

“Lastimosamente, entre 2007 y 2008 no pudo ser observada. Posteriormente fue publicada en la infografía de los mamíferos del humedal La Conejera. Esta ardilla puede medir entre 15 y 20 centímetros y se alimenta principalmente de semillas y frutos".

La ardilla de cola roja también habita en humedales como Jaboque y Córdoba. Foto: Darwin Ortega.

9. Murciélago de charreteras mayor (Sturnira ludovici)

Fue registrado hace poco en monitoreos nocturnos por parte de la comunidad, lo que la convierte en una de las especies de mamíferos más recientes en La Conejera.

La especie fue identificada por profesionales de la Secretaría Distrital de Ambiente. En 2018, varios vecinos del humedal La Conejera, entre ellos algunos miembros y colaboradores de Humedales Bogotá, realizaron monitoreos donde registraron dos especies de murciélagos”, dice Escobar.

Nelly Carrión, estudiante de de biología, le mencionó a Escobar que tenía en registro de cuatro mamíferos en varios humedales. “Me comentó que en La Conejera había visto dos especies del género Sturnira, que no hemos podido determinar”.

Murciélago de charreteras mayor en La Conejera. Foto publicada por Humedales Bogotá.

10. Conejo europeo (Oryctolagus cuniculus)

Escobar lo vio en 2014 dentro de La Conejera. Es una especie que ha levantado debate por no tratarse de un animal silvestre de la zona. “Lo importante de este avistamiento es que antes no se tenían registros en el humedal”.

Otras dos especies de mamíferos adicionales son la rata negra (Rattus rattus) y el ratón casero (Mus musculus), que no se incluyen dentro de los listados de especies del ecosistema por su relación con el hombre.

Conejo avistado en 2014 en el humedal La Conejera. Foto: Fundación Humedales Bogotá.

Amenazas

Aunque La Conejera no cuenta con estudios recientes sobre los mamíferos, los voluntarios de la Fundación Humedales Bogotá han visto varias amenazas en los diferentes recorridos por la zona.

Las poblaciones de mamíferos han disminuido considerablemente. Un buen indicador de esto son los curíes, que hace pocos años se podían ver con mayor frecuencia. Varias pueden ser las causas de esta notoria disminución, como la presencia de perros en abandono, contaminación de las aguas y urbanizaciones aledañas”, indica Escobar.

La Conejera no se salva de los impactos ambientales. Uno de ellos son las conexiones erradas. Foto: Fundación Humedales Bogotá. 

Para el experto, es importante mejorar el control de ingreso de personas y mascotas, una problemática que en los últimos años se ha venido degradando por la intermitencia del personal de vigilancia.

Hay que construir un programa que permita la recuperación y adopción de perros que deambulan por el ecosistema, trabajar de manera articulada con los propietarios de fincas aledañas y parar con el vertimiento de aguas residuales al humedal y la quebrada La Salitrosa”.

Por último, Escobar considera que se deben realizar estudios más amplios y detallados sobre los mamíferos en la zona, además de monitoreos de biodiversidad y entablar un diálogo de saberes con la comunidad que visita frecuentemente el humedal, “la cual posee gran conocimiento de la biodiversidad que allí habita”.