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Delos 380 kilómetros del río Bogotá, sólo 11 cuentan con aguas cristalinas. Foto: Jhon Barros. | Foto: Nacimiento río Bogotá

GRUPO RÍO BOGOTÁ

Río Bogotá sin aceite de cocina, el compromiso de los campesinos de Villapinzón

El Movimiento Ambientalista Colombiano trabaja con 1.000 familias campesinas del municipio para que hagan una disposición adecuada de estos residuos y así poder elaborar detergentes biodegradables. Un litro de aceite de cocina puede contaminar hasta 1.000 litros de agua.

24 de agosto de 2020

En un extenso valle del páramo de Guacheneque, un tapete cubierto por frailejones, musgos y quiches ubicado en el municipio de Villapinzón, las primeras gotas del río Bogotá forman dos lagunas que en el pasado fueron epicentros de rituales y pagamentos por parte de los muiscas.

El nacimiento del río Funza, palabra chibcha que significa el varón poderoso, está envuelto en un hechizo de protección muisca que ha evitado su desangre. Cuenta la leyenda que las lagunas de Guacheneque y el Mapa, que antes eran un solo cuerpo de agua, rugen y braman con fuerza cuando presienten que alguien pretende hacerle daño.

Esta es una de las dos lagunas que forma en río Bogotá o Funza en su nacimiento. Foto: Jhon Barros.

Luego de caer por una cascada de 17 metros de altura, el río amplía su cauce y empieza a zigzaguear con calma por las veredas de Villapinzón, 11 kilómetros rodeados por los árboles del bosque alto andino donde sus aguas aún conservan su aspecto cristalino y son utilizadas para los cultivos de los campesinos. 

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El declive del alma de la sabana, como lo llaman los pobladores más antiguos, inicia en el casco urbano de Villapinzón, donde sus más de 19.000 habitantes le cambian su aspecto inmaculado con aguas residuales, basuras y residuos químicos de las curtiembres. El municipio no cuenta con una planta de tratamiento propia, por lo cual los vertimientos urbanos son inyectados directamente al afluente.

El río Bogotá cambia de aspecto al ingresar al casco urbano de Villapinzón. Sus aguas reciben descargas residuales e industriales. Fotos: Jhon Barros.

Uno de los aportes tóxicos que más lo hacen convulsionar son los aceites de cocina, residuo que es arrojado en los sifones de las viviendas cuando ya no puede ser reutilizado. Un solo litro de aceite de cocina puede contaminar hasta 1.000 litros de agua, un impacto silencioso que también afecta la salud de la población.

Ante este panorama, el Movimiento Ambientalista Colombiano creó un programa de recuperación de aceite de cocina en Villapinzón, que tiene como propósito que los campesinos del municipio aprendan a hacer una adecuada disposición del residuo y así disminuir la carga contaminante que recibe el río Bogotá en sus primeros kilómetros de recorrido.

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La idea surge cuando la empresa BioD nos contacta para hacernos una donación de seis toneladas de aceite de cocina, una ayuda humanitaria que quisimos aprovechar para crear un programa con enfoque pedagógico relacionado con la sostenibilidad, que está basado en explicarle a la población cuál es la manera correcta para disponer el residuo y las consecuencias que conlleva no hacerlo de manera apropiada”, dijo Camilo Prieto, director de la organización ambiental.

Villapinzón será el primer municipio de la cuenca del río Bogotá en hacer una buena disposición de los aceites usados. Foto: Jhon Barros. 

Piloto en la cuna del río

Villapinzón, por ser el municipio que tiene el primer contacto con el río Bogotá y por carecer de una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR), fue seleccionado por el Movimiento Ambientalista Colombiano para realizar las donaciones de las seis toneladas de aceite de cocina.

Seleccionamos 1.000 familias campesinas de Villapinzón con una alta condición de vulnerabilidad, personas que firman un compromiso con nosotros para llevar a cabo un tipo de trueque: recibir aceite de cocina nuevo a cambio de entregarlo cuando sea utilizado”, indica Prieto.

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Las seis toneladas de aceite donadas, equivalentes a 6.000 metros cúbicos, serán repartidas en tres jornadas. Cada familia recibirá dos frascos de un litro en estos encuentros. “Cuando nos devuelvan el aceite de cocina utilizado en recipientes, les haremos la entrega de otros dos tarros”, dijo el experto. 

1.000 familias campesinas de Villapinzón hacen parte del piloto de aceites usados de la organización. Foto: Movimiento Ambientalista Colombiano.  

Todo el aceite recuperado será enviado a la planta de tratamiento de la empresa empresa BioD para elaborar jabones biodegradables, que también les serán donados a los campesinos de Villapinzón. Para Prieto, este ejercicio involucra pedagogía, solidaridad y confianza en los ciudadanos que se comprometen voluntariamente.

“Nadie los está obligando a participar en este programa, que a su vez genera una economía circular en el territorio. La estrategia cuenta con el apoyo de la Alcaldía de Villapinzón, que se encarga de identificar a la población que esté en el Sisbén tipo uno, y del nuevo guardabosque del páramo de Guacheneque, quien será el encargado de incentivar a las familias para que participen”.

Camilo Prieto, director de la organización, junto al nuevo guardabosque de Guacheneque, Jairo García. Foto: Movimiento Ambientalista Colombiano.

Pedagogía, primer paso

A la fecha, el Movimiento Ambientalista Colombiano ha realizado dos jornadas de entrega de aceite de cocina con las 1.000 familias campesinas de Villapinzón, encuentros que tienen a la pedagogía como principal protagonista.

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“Para que entendieran mejor el proceso les dijimos que íbamos a imitar la naturaleza, con el ejemplo del ciclo del agua: cuando llueve, los ríos se encargan de canalizar y recoger esa agua para transportarla a otros lugares. Entonces les explicamos que haríamos lo mismo con el aceite, pero con nuestras propias manos, es decir canalizar el residuo para poderlo dirigir a un lugar donde sea reprocesado”, expresó Prieto.

Los campesinos aprenden a disponer correctamente el aceite el diversos encuentros con la organización. Foto: Movimiento Ambientalista Colombiano.

Luego de recibir los dos litros de aceite, los campesinos se comprometieron a realizar actividades sencillas en sus viviendas. “El primer paso es colar el aceite que ya fue utilizado para fritar y envasarlo en otros recipientes plásticos del día a día. Cuando llenan los frascos los llevan a la Alcaldía, donde nosotros los recogemos y transportamos a la planta de la empresa en Facatativá para iniciar el reproceso y elaborar detergentes biodegradables”.

En las jornadas de entrega y sensibilización, los campesinos quedaron sorprendidos al conocer que el aceite de cocina puede reutilizarse y hacer nuevos productos. “Eso pasa en todo el país. Aunque hay sitios a donde los ciudadanos pueden llevar estos residuos, no se ha hecho una gran pedagogía para realizar la disposición final adecuada. Pocos saben que el aceite que se puede recuperar es el de las frituras”, indicó el director de la organización.

Prieto busca convertir a Villapinzón en un municipio ejemplar en cuanto a la economía circular del aceite de cocina, una acción que incidirá en la recuperación del río Bogotá. “Disponer bien el aceite es una forma de cuidar el río. No podemos esperar a que los gobiernos construyan la planta de tratamiento para hacer algo que favorezca al afluente”.

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El experto recalca que la anhelada recuperación del río Bogotá no es sólo tarea del Estado. “Ante la negligencia estatal y de las autoridades ambientales, los ciudadanos estamos en la obligación ética de tomar la palabra mediante la acción. Hay que apropiarse de la protección del río desde los hogares y no delegar toda la responsabilidad en un hecho futuro que no sabemos cuánto tiempo se pueda demorar, es decir la PTAR del municipio”.

Jairo García, nuevo guardabosque del páramo de Guacheneque, será uno de los protagonistas en este programa de recuperación del aceite de cocina. “Él será la cara visible en los mensajes, videos y jornadas de sensibilización que vamos a hacer, ya que es el enlace entre la protección del páramo y el río Bogotá”, apuntó Prieto.

Vidal González, quien trabajó como guardabosque de Guacheneque por más de 25 años, hace parte de este programa. Foto: Movimiento Ambientalista Colombiano.

Beneficia la salud

Según Prieto, esta estrategia no sólo beneficiará los recursos naturales y el bolsillo de la población de Villapinzón. La salud de los campesinos también mejorará al hacer un buen uso del residuo, al que cataloga como silencioso.

Cuando el aceite se usa o se quema, cambia su estructura química cambia y genera grasas saturadas que son negativas para la salud humana. Los campesinos aprendieron que este aceite no debe usarse más de dos veces”.

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Además de incentivar el buen uso del aceite en la comunidad, el Movimiento Ambientalista Colombiano aprovecha los encuentros ciudadanos para hacer pedagogía, promoción y prevención con el tema de la pandemia por el coronavirus, algo que la mayoría de sus habitantes aún no dimensiona.

Así luce el río Bogotá antes de ingresar al casco urbano de Villapinzón. Foto: Jhon Barros.

“Mucha gente no porta el tapabocas de manera correcta. Por eso, en cada una de las jornadas de sensibilización y entrega de aceite repasamos todo el tema de la covid-19. También les donamos 140 sudaderas a los grupos de deportistas para fomentar así la actividad física”, menciona Prieto.

En el corto plazo, esta estrategia de aceite de cocina llegará a más familias de Villapinzón. La empresa BioD, que produce aceite en zonas de cero deforestación, dijo que quería donar otras 15 toneladas del producto.

Villapinzón podría servir de ejemplo para que otros municipios de la cuenca del río Bogotá se contagien para hacer una correcta disposición del aceite de cocina, un residuo que podría catalogarse como silencioso. Se habla de la contaminación de los ríos y océanos con plásticos, pero poco con el aceite cuando su daño es impresionante”, puntualizó Prieto.

Las aguas residuales y vertimientos de las curtiembres de Villapinzón le dan el primer golpe al río Bogotá. Foto: Jhon Barros.

Paso a paso del aceite

El aceite de cocina contamina de manera alarmante los cuerpos de agua, afectando así la capacidad de intercambio de oxígeno y la flora y fauna de estos ecosistemas. El vertimiento del residuo al suelo puede generar erosión y a nivel urbano obstruye las redes del alcantarillado y ocasiona dificultades y sobrecostos en las plantas de tratamiento.

Se recomienda no reutilizar más de dos veces los aceites vegetales y no contar con sartenes o utensilios oxidados porque pueden degradar el aceite. Después de utilizar este residuo, el paso a seguir es dejarlo enfriar para luego pasarlo por un colador que retire las partículas”, menciona el Movimiento Ambientalista Colombiano.

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El aceite debe envasarse en recipientes limpios, preferiblemente botellas plásticas, para entregarlos a las entidades competentes. En el caso de Villapinzón, la comunidad puede acercarse al Palacio Municipal.

“Es muy importante desarrollar un modelo de economía circular que promueva el aprovechamiento del aceite de cocina usado como materia prima para la generación de productos como jabón, biocombustible, cera y velas”, apuntó la organización.

* Este es un contenido periodístico de la Alianza Grupo Río Bogotá: un proyecto social y ambiental de la Fundación Coca-Cola, el Banco de Bogotá del Grupo Aval, el consorcio PTAR Salitre y la Fundación SEMANA para posicionar en la agenda nacional la importancia y potencial de la cuenca del río Bogotá y  sensibilizar a los ciudadanos en torno a la recuperación y cuidado del río más importante de la sabana.