En la Reserva La Aurora propenden por la preservación del jaguar. En ese lugar habitan más de 40 jaguares libres en medio de sabanas y bosques. Foto: Reserva La Autora. | Foto: Jaguar cría en La Autora

FAUNA

Lulú, la pequeña jaguar de reserva en Casanare, caza su primera presa

En un territorio biodiverso de 16.000 hectáreas incrustado en Casanare, habitan 45 jaguares en medio de vacas, caballos y chigüiros. Totin, una hembra adulta, dio a luz a su primera cría, de la cual no se desprende para enseñarle las mejores técnicas de caza que le permitan valerse por sí sola.

1 de mayo de 2020

A finales de 2017, los directivos de La Aurora, una reserva natural ubicada entre los municipios de Hato Corozal y Paz de Ariporo de Casanare, anunciaron la llegada de un nuevo habitante de manchas amarillas y negras a las extensas sabanas, bosques y cuerpos de agua de la zona protegida.

Se trataba de Totin, una de las nuevas crías de Cayenita, una hembra adulta que hace parte de los más de 40 jaguares que habitan libres entre vacas, caballos, chigüiros, venados, aves y reptiles en este rincón biodiverso de la Orinoquia colombiana, conformado por más de 16.000 hectáreas.

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Desde su primer avistamiento, Totin se volvió famosa en las redes sociales de la reserva. Los visitantes, académicos y trabajadores de La Aurora la han grabado merodeando por las sabanas, divisando las aves que dan chapuzones en los humedales, deambulando con otros jaguares machos por las zonas boscosas y hasta cazando una imponente anaconda en la orilla de un cuerpo de agua.

Totin y Mararay fueron fotografiados arrunchados en una pradera de la reserva. Foto: Reserva La Aurora. 

En febrero de este año, Totin apareció acompañada por una pequeña cachorra que los directivos de La Aurora llamaron Lulú, su primera cría. La captaron en un claro de la sabana rodeado de bosque con su hija saltando y revoloteando alrededor de ella. 

El primer miembro de la camada de Totin no paraba de jugar. Daba brincos cortos pero enérgicos cerca a su madre. Con sus dos patas delanteras trataba de tocar el rostro de su progenitora y con sus dientes aún tiernos le mordía el cuello. La hembra adulta, con un porte serio y enigmático, la rechazada moviendo su cabeza.

Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), el jaguar alcanza una edad reproductiva a los dos años de vida. Es decir que Totin esperó un año más para ser madre, ya que su edad actual es de tres vueltas al sol. Lo más probable es que Faculto o Mararay, dos jaguares machos de la reserva, sean los padre de Lulú.

Totin y Faculto fueron vistos en un lienzo de la sabana en la reserva, cerca a un estero de agua lleno de aves. Macho y hembra retozan un rato en la orilla del cuerpo de agua, divisando hacia el horizonte una posible presa. Luego, Totin se aburre y empieza a alejarse rumbo a la zona boscosa, dando señales visuales a Faculto para que la siga. Sin embargo, Totin también ha sido registrada junto a Mararay, otro de los jaguares machos emblemáticos de La Aurora.

De acuerdo con WWF, los jaguares adultos son solitarios. Solo rompen esa regla cuando están en temporada de apareamiento o cuando las hembras crían a sus cachorros. Es decir que el encuentro de Totin y Faculto indica que fue motivado para aparearse.

En La Aurora habitan más de 40 jaguares libres en medio de sabanas y bosques. Foto: Reserva La Aurora.

Lecciones de caza

Lulú estará bajo el cuidado de su madre hasta que alcance su madurez sexual, es decir un promedio de dos años. “Las crías nacen moteadas y permanecen con la madre hasta el año y medio o dos, para luego moverse de un nuevo sitio y establecerse”, afirma WWF.

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Durante ese tiempo, la madre le enseña a sus crías a comportarse de manera sigilosa y le da ejemplos de caza, siempre alejada de los machos y en zonas que no presenten mayores amenazas para sus descendientes.

Totin y Lulú saciando su hambre con una anaconda de seis metros. Foto: Reserva La Aurora.

La primera hija de Totín ya está aprendiendo a cazar. Cuando le arrebató la vida a una anaconda de seis metros, su hija la estaba viendo entre la vegetación. Luego le llevó la presa para que, juntas, se dieran un festín con la carne del reptil.

El 1 de abril de este año, un video grabado por los trabajadores de La Aurora mostró los primeros intentos de cacería de Lulú. Un venado que deambulaba por la sabana fue visto por las dos jaguares. Mientras que la madre prefirió quedarse unos pasos atrás, la cría empezó a perseguir al mamífero herbívoro, de un tamaño superior al de la pequeña felina.

Su esfuerzo fue en vano, ya que el venado salió disparado hacia el bosque. Totín no trató de ayudarle a su hija porque sabe que debe aprender por sí sola. Sin embargo, el hallazgo indica que Lulú ya está desarrollando sus instintos de caza.

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Pocos días después, las cámaras volvieron a registrar a Lulú, esta vez en un terreno fangoso cerca a un río cazando a un pez. “La Reserva La Aurora comparte la primera cacería registrada de Lulú. Orgullosa de su éxito”, informó la reserva en sus redes sociales.

Totín hace parte de la tercera generación de jaguares que han habitado en La Aurora. Lulú, por su parte, conforma la cuarta generación.

Un rincón biodiverso

Antes de ser declarado como reserva, La Aurora era un hato ganadero. Sin embargo, cuando Armando Barragán compró el terreno en los años 70, decidió mezclar ambos panoramas en un solo territorio: actividades pecuarias con zonas destinadas exclusivamente a la conservación ambiental.

Además de los 45 jaguares, en la reserva habitan 350 especies de aves, 42.000 chigüiros, 2.500 venados y un sinfín de reptiles, los cuales campean con tranquilidad por los bosques, sabanas y cuerpos de agua como el río Ariporo, sin perturbar a las vacas y caballos de los establos.

La Aurora es un territorio que mezcla sabanas, bosques, ríos y cuerpos lagunares. Foto: Reserva La Aurora.

En un video publicado por la reserva se ve a un jaguar y una vaca blanca caminando en calma por la sabana. El felino no la ve como una presa y la res no demuestra el más mínimo grado de miedo por la presencia del cazador.  “Mientras el humano está en cuarentena, la naturaleza en este llano nos da ejemplo de tolerancia y convivencia. Jaguares y ganadería si se puede”, citó la reserva.

Esto se debe a que los jaguares cuentan con alimento silvestre suficiente en el territorio, como la población de venados. Los felinos tienen el rol de controlar a esta especie. “Las poblaciones del venado cola blanca en La Aurora son muy sanas y reguladas por el jaguar y el puma”.

La Aurora está catalogada como una de las reservas naturales de la sociedad más grandes de Colombia, la cual puede ser visitada por cualquier ciudadano amante de la naturaleza y la cultura llanera. La mayoría de avistamientos han sido posibles por las cámaras trampa que la Fundación Panthera instaló desde 2009.

La magia del jaguar, en peligro

El jaguar (Panthera onca) es el tercer felino más grande del planeta, el de mayor tamaño en el continente americano y el principal depredador en toda la Amazonia. Adulto alcanza a pesar hasta 96 kilos y medir cerca de 1,8 metros de largo.

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La deforestación y la cacería tienen en jaque al jaguar, especie endémica del continente americano. Foto: cortesía Isa.

En Colombia habita en la Amazonia, Pacífico, Orinoquia y en la Sierra Nevada de Santa Marta. A pesar de su belleza, que ha enamorado a las comunidades indígenas que lo protegen, el jaguar disminuye su población por la pérdida del bosque, la caza ilegal para comercializar sus pelajes, patas y dientes y los disparos de los cazadores.

La Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo considera como una especie casi amenazada a nivel mundial. En Colombia hace parte de la lista de especies amenazadas bajo la categoría de vulnerable a extinción. WWF asegura que en los últimos 100 años, el jaguar ha perdido más del 50 por ciento de su rango de distribución, en especial en la cuenca del Amazonas. 


El jaguar cumple el rol de controlar el número de otras especies en las zonas boscosas. Foto: cortesía Isa.